MADRID, 27 Abr. (EUROPA PRESS) -
El sonido ambiente de nuestras vidas está amenazado por el ruido que generan el tráfico, la industria y muchas actividades recreativas, que preocupa cada vez más a las autoridades ante los riesgos a largo plazo que puede conllevar para la salud, de ahí que cada 27 de abril se celebre el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que unos 1.100 millones de jóvenes de todo el mundo podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición debido a prácticas auditivas perjudiciales, y más de 43 millones de personas de entre 12 y 35 años padecen una pérdida auditiva discapacitante debida a diferentes causas.
De los adolescentes y jóvenes de entre 12 y 35 años de países de ingresos medianos y altos, casi la mitad están expuestos a niveles de ruido perjudiciales a consecuencia del uso de dispositivos de audio personales como reproductores de MP3 y teléfonos inteligentes. Y alrededor del 40 por ciento están expuestos a niveles de ruido potencialmente nocivos en clubes, discotecas y bares.
Además, se estima que hasta el 30 por ciento de la población europea está expuesta por las noches a niveles de ruido superiores a 55 decibelios, cuando se recomienda que no sobrepase los 30 decibelios si queremos que el sueño sea reparador.
MÁS RIESGO CARDIOVASCULAR
Pero no es solo cuestión de dormir bien, sino que también asocia la exposición a largo plazo al ruido a una mayor presión arterial, más riesgo de infarto, alteraciones en el oído (casos de vértigo, pérdida de equilibrio, etc.), fisiológicas (del aparato circulatorio, digestivo, respiratorio y endocrino) y alteraciones psicopatológicas (del sueño, de memoria, etc.).
De hecho, un estudio elaborado por el Observatorio Salud y Medio Ambiente DKV Seguros-GAES, en colaboración con la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES), muestra que en zonas ruidosas por cada decibelio que supera el umbral de los 65 dB aumentan los ingresos hospitalarios un 5,3 por ciento, especialmente por causas cardiovasculares.
Ya que, a partir de estos niveles, el organismo responde activando las respuestas hormonales nerviosas y provocando un aumento de la tensión arterial, la frecuencia cardiaca, la vasoconstricción y la sangre se vuelve más espesa.
También provoca cambios en el sistema endocrino y nervioso que afectan al sistema circulatorio y constituyen factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares. Y por cada 10 dB que se incrementa el nivel de ruido por encima de los límites recomendados las posibilidades de sufrir un ictus crecen un 14 por ciento en mayores de 65 años.
Además, el exceso de decibelios dificulta las tareas escolares de los niños e incide en el rendimiento laboral, de ahí que en algunas empresas se utilicen dosímetros para medir los decibelios y la contaminación acústica.
¿EXISTEN LUGARES SIN RUIDO?
Precisamente para garantizar la fiabilidad de estas mediciones, el Grupo Álava Ingenieros ha instalado una cámara anecoica en el subsuelo del Laboratorio de Acústica del Centro Español de Metrología en Tres Cantos (Madrid) en el que se prueban estos dispositivos, que consideran como el lugar más silencioso de España.
"En el interior de esta cámara toda onda sonora que se produce es absorbida por las paredes, de forma que no hay reflexiones, no hay ecos. Este efecto se consigue gracias a que las paredes interiores están recubiertas de unas cuñas fabricadas en un material absorbente especial cuya forma ha sido especialmente diseñada para absorber las reflexiones del sonido", ha explicado Nieves Medina, Jefa de Área de Masa y Magnitudes Derivadas del Centro Español de Metrología.
Esta cámara, que tiene un volumen interno de unos 35 metros cúbicos, también funciona como una jaula de Faraday, evitando que cualquier campo electromagnético externo penetre en su interior.
Además, también disponen de un tubo de onda plana de unos 9 metros de longitud que proporciona condiciones de anecoicidad de forma óptima hasta los 20 herzios (Hz) gracias a que dispone de una cuña absorbente especialmente diseñada al efecto.
"Estas instalaciones son un lugar idóneo para realizar mediciones acústicas a partir de ondas sonoras plenamente conocidas, ya que en el interior de estas instalaciones no hay ondas reflejadas ni interferencias no deseadas que puedan perturbar dichas ondas", ha añadido José María Ruiz, miembro del Consejo Rector de la Sociedad Española de Acústica y responsable del área de Desarrollo de Negocio del Grupo Álava Ingenieros.
Cualquier sonido que se produzca en esta instalación, por pequeño que sea, va a ser absorbido gracias a sus dimensiones y la forma, dimensiones y material de las cuñas con la que está recubierta. Por eso, son perfectas para realizar las mediciones necesarias que garantizan un funcionamiento adecuado de los sonómetros y calibradores con los que la administración pública mide la contaminación acústica.