MADRID 19 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares del Instituto Carlos III (CNIC) y del Instituto Investigación Sanitaria Princesa IIS-IPhan definido cómo una proteína implicada en cáncer, Aurora A, controla la activación de los linfocitos T, un hallazgo muy relevante debido a la importancia de los inhibidores de Aurora A en los tratamientos del cáncer, lo que puede proporcionar nuevas oportunidades para el tratamiento de las enfermedades mediadas por desregulación del sistema inmune.
El estudio, que se publica este martes en la revista 'Nature Communications', ha sido realizado por Noelia Blas Rus, Eugenio Bustos Morán y Noa B. Martín Cófreces, del grupo del Profesor Francisco Sánchez Madrid, en colaboración con el grupo del doctor Marcos Malumbres, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
Concretamente, se ha descubierto la "implicación de Aurora A en la activación temprana de rutas de señalización a partir del receptor para el antígeno de la célula T, fundamentalmente sobre la quinasa Lck, que permite la diversificación de las rutas de activación", explica el Profesor Sánchez Madrid.
Esto, añade, "hace que los linfocitos T deficientes en Aurora A no se activen correctamente". Pero además, en la investigación se ha demostrado que el tráfico y dinámica de las nanovesículas señalizadoras en la zona de la sinapsis inmunológica está afectado en dichas células.
EL PAPEL DE LOS LINFOCITOS
Los linfocitos dirigen una parte esencial de la respuesta inmune gracias a su capacidad para reconocer antígenos extraños de forma específica y responder a su presencia. La activación mediada por antígeno, explican los investigadores, se inicia en la sinapsis inmune, que consiste en un contacto íntimo del linfocito T con la célula que presenta el antígeno. Y para que la comunicación entre ambas células sea eficiente, tanto las proteínas de adhesión linfocitarias como el receptor de célula T deben activarse correctamente.
Aurora A es una proteína con actividad cinasa que había sido estudiada anteriormente por su capacidad proto-oncogénica a través del control del ciclo celular mediante la regulación de la extensión de microtúbulos (raíles usados por la célula para mantener su estructura y mover componentes) desde el centrosoma celular.
De acuerdo con los investigadores, este estudio abre un amplio abanico de posibles aplicaciones clínicas y sitúa a Aurora A en el "centro de futuras investigaciones en el campo de enfermedades de etiología autoinmune o en casos de rechazo frente a trasplantes". Además, subraya el Profesor Sánchez Madrid, tiene implicaciones en la acción de los inhibidores específicos ya existentes en el tratamiento de linfomas y leucemias.
Como conclusión, añade el investigador del CNIC, "Aurora A es sin duda una prometedora diana terapéutica en el campo de la inmunología", y, por tanto, esta invetsigación podría servir en un futuro para tratar enfermedades autoinmunes o la enfermedad injerto contra huésped que se produce tras un trasplante.