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MADRID, 12 Mar. (Infosalus/EP) -
La ansiedad es un fenómeno natural de adaptación ante situaciones de estrés y además depende de los rasgos de personalidad de cada individuo. Cuando los niveles de ansiedad aumentan demasiado y se vuelven inmanejables la ansiedad pasa a ser una enfermedad.
Según explica a Infosalus Miguel Gutiérrez, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, entre un 20 y un 30 por ciento de las consultas al médico de cabecera se refieren a la ansiedad y la depresión. Desde el punto de vista de Gutierrez, quizá exista un exceso de consultas al médico ya que "no se puede 'patologizar' la vida cotidiana".
Una de las formas de la ansiedad patológica es la que se traduce en crisis de angustia. Son procesos esporádicos e imprevistos en los que la persona siente que su muerte es inminente, que va a sufrir por ejemplo un ataque cardiaco o una hemorragia cerebral, que sufre una enfermedad muy grave o que puede volverse loca.
Según explica Jerónimo Saiz, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM) y jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, en esta situación la persona suele acudir a los servicios de urgencia de los hospitales donde tras las pruebas pertinentes se descartan los problemas físicos.
Estas personas pasan a sentir una ansiedad anticipatoria, lo que se denomina 'miedo al miedo' y temen que se vuelva a producir la crisis por lo que evitan todo lo asociado al momento en el que se produjo. Por lo general, tanto Gutiérrez como Saiz coinciden en que estas personas suelen peregrinar de medico en médico hasta que, de forma tardía, llegan al psiquiatra y reciben diagnostico y tratamiento.
Gutiérrez señala que la persona que convive o debe cuidar de una persona con ansiedad patológica no se encuentra ante una situación fácil porque resulta complicado comprender lo que siente la persona enferma y esta incomprensión empeora al paciente.
SIGNOS DE ALARMA Y ANSIEDAD
Algunas de las características de los cuadros de ansiedad patológica la hacen más fácilmente identificable y sugieren la necesidad de acudir al médico para frenar su avance y conseguir el tratamiento más adecuado. Jerónimo Saiz ayuda a Infosalus a definir algunos de estos signos de alarma:
+ La ansiedad patológica es una emoción desagradable, molesta, desproporcionada e inmanejable.
+ Es discapacitante e interfiere con la vida normal, ya que se establecen estrategias de evitación asociadas a aquello que nos produce la ansiedad. Así, el claustrofóbico puede evitar los ascensores, el acrofóbico los edificios altos o los viajes en avión e incluso se puede dejar de salir sólo a la calle si se padece agorafobia.
. Se pierde tranquilidad con respecto al futuro, se espera siempre que pase algo malo. Un ejemplo claro es que cuando un hijo no llega a la hora esperada se tiende a pensar que ha ocurrido algún accidente y a llamar a hospitales o funerarias.
. Se somatiza, la salud física se ve afectada a través de síntomas como opresión en el pecho, mareos, palpitaciones, sudoración, cansancio, cefaleas, dificultad para respirar o tragar, pérdida de apetito o colon irritable.
. Las fobias dan lugar a temores irracionales y generan cuadros de ansiedad que pueden afectar a la calidad de vida y por tanto necesitan tratamiento.
. Crea dependencia, ya que supone que la persona enferma necesita estar siempre acompañada debido a la inseguridad que sienten.
. Las personas con ansiedad están desmoralizadas. La depresión puede ser consecuencia de la ansiedad patológica y cuando se sufre depresión suelen existir niveles elevados de ansiedad.
. Puede ser la consecuencia de un trauma, como una violación, conflictos bélicos o accidentes de tráfico. En el síndrome de estrés postraumático existe una ansiedad generalizada ligada a embotamiento afectivo, pesadillas y reviviscencias del hecho traumático.
. Genera gran inseguridad y dudas ante todo, se necesita asegurar y verificar las acciones, necesitan situaciones previstas y temen la naturalidad y creatividad.
. Produce problemas de insomnio, los trastornos del sueño no sólo impiden el descanso nocturno sino que durante el día llevan al cansancio y a la falta de rendimiento.