El riesgo de reaparición del paludismo en España es nulo por la efectividad del actual sistema de salud, según un estudio
VALENCIA, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -
En la Albufera de Valencia no hay ninguna posibilidad de que se pueda reintroducir la malaria debido a que ni en el lago ni en sus poblaciones cercanas hay ni un sólo mosquito Anopheles, vectores de esta enfermedad, ni las condiciones actuales permitirían su reintroducción. Sin embargo, el Delta del Ebro sí que presenta las condiciones de una potencial trasmisión por el elevado anofelismo que hay. No obstante, el riesgo de reaparición del paludismo en España es prácticamente nulo por la efectividad del actual sistema de salud, capaz de detectar y aislar cualquier posible caso que se diera.
Estas son las principales conclusiones del proyecto europeo EDEN, que hoy se presentaron en rueda de prensa el catedrático de Biología ceLular, supervisor de esta iniciativa y asesor de la OMS, Santiago Comas, junto a la profesora de Biología celular y Parasitología de la Facultad de farmacia e investigadora responsable de este proyecto, María Dolores Bargues.
Este estudio pretende determinar la evolución de seis enfermedades infecciosas en la Unión Europea --extrapolables a otras patologías infecciosas-- como consecuencia del cambio climático o el cambio global, que incluyen otros condicionantes causados por la acción del hombre, que se ha desarrollado durante cinco años por 48 grupos de investigación de 24 países, cinco de ellos españoles, con una inversión de 11,5 millones de euros. En concreto, la Unidad de Parasitología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valencia se ha encargado del estudio del riesgo de reintroducción de la Malaria en España.
El paludismo es una enfermedad producida por parásitos del género Plasmodium y los vectores de esta enfermedad son diversas especies del género Anopheles, aunque sólo las hembras de estos mosquitos son las que se alimentan de sangre para poder madurar los huevos, por lo que los machos no pican y por tanto no pueden transmitir enfermedades ya que únicamente se alimentan de néctares y jugos vegetales.
Así, para determinar el riesgo potencial de reintroducción de la Malaria en España por cambios climáticos o globales, que se dio por erradicada sobre 1960, el equipo de Parasitología de Farmacia, dirigido por la doctora Bargues, realizó numerosos estudios multidisciplinares para determinar los mosquitos vectores existentes así como las especies de Plasmodium causantes de esa enfermedad.
Para ello, relató Bargues, se seleccionaron en España el Delta del Ebro y de la Albufera de Valencia por tratarse de dos zonas antiguamente palúdicas, se erradicó en el 1955 en la primera y en el 1952 en la segunda, y tratarse de dos ecosistema mediterráneos muy similares.
Así, en el Delta del Ebro el Anopheles atroparvus sigue siendo un vector de gran capacidad de transmisión: se capturaron 10.000 ejemplares en sólo un año y además se comprobó que era el especie de mosquito dominante. Por contra, las dos especie de Anopheles vectores que existían en la Albufera han desaparecido. No se encontró ni un sólo mosquito.
Bargues explicó que esta evolución es consecuencia directa de la acción humana por tres razones. En primer lugar por la mayor desecación de los arrozales en Valencia para sustituirlos por otros cultivos, como los naranjos, o para construcción y la presencia de industrias con el vertido de aguas contaminadas. En segundo lugar las diferencias técnicas y estrategias empleados en el cultivo del arroz, ya que si en el Ebro se trata de campos latifundistas más uniformes en la Albufera se caracterizan por ser pequeñas propiedades en la que cada agricultor decide individualmente cuándo regar y qué tipo de insecticida emplear. Por último la desaparición en el lago valenciano de granjas de animales que es donde se alimentan y cobijan los mosquitos.
Estas poblaciones de mosquitos en el Delta del Ebro presentan altas densidades entre junio y agosto para decrecer luego y volver a aumentar a principios de octubre por las lluvias de otoño. Sin embargo, los análisis practicados en los últimos 30 años también demuestran un efecto del calentamiento global ya que se ampliado los meses en los que se da una temperatura idónea para su presencia --como invertebrados que son necesitan de calor para poder sobrevivir--- de los meses de junio a septiembre al periodo actual de mayo hasta octubre.
Respecto a las preferencias alimentarias se constató que prefieren picar a animales, esencialmente granjas en las que se alimentan, reposan e hibernan. No obstante los investigadores emplearon utilizaron un cebo humano al que intentaron picar en 80 ocasiones en una sola noche, lo que demuestra que también se alimentan de personas.
MAYOR RIESGO EN TURISTAS
Con todo ello, se concluyó que en la Albufera de Valencia no hay ninguna posibilidad de que se pueda reintroducir la Malaria no sólo por esta ausencia de mosquitos sino que las condiciones actuales tampoco permitirían ni siquiera la reintroducción de Anopheles. Por contra, en el Delta del Ebro sí que se dan las condiciones para una potencial transmisión durante los meses de julio y agosto sólo por Plasmodium vivax, sobre todo en turista por su menor protección ante las picaduras de mosquitos.
Sin embargo, recalcó en España es "muy improbable o prácticamente nulo" el riesgo de reaparición de la Malaria por la gran capacidad de nuestro sistema de salud de detección, diagnóstico, aislamiento del paciente y tratamiento adecuado que contraía de inmediato la transmisión. En ese sentido, explicó que la detección de una persona infectada sería inmediata por los síntomas que provocaría la especie de Plasmodium exótica introducida y no adaptada al humano europeo, con episodios regulares de alta fiebre. Además, subrayó que hay que tener en cuenta que el Anopheles autóctono de España lleva más de 70 años sin estar en contacto con un Plasmodium.
Por su parte, el catedrático Santiago Comas explicó que estos resultados demuestran que la acción del hombre tiene un efecto a corto plazo mucho mayor que el cambio climático -- ironizó con que lo único que hizo bien Franco con la ingente construcción de pantanos fue erradicar el paludismo-- y mostró su preocupación por cómo pueden afectar los recortes al sistema sanitario español. De hecho, comentó que en otros países en que el sistema sanitario ha sufrido un brusco empeoramiento, como en Georgia, la malaria "se ha disparado". "No se puede bajar la guardia en estas enfermedades", recalcó.
No obstante, matizó que no todas las enfermedades responden por igual ante un cambio global y climático. Así, si la malaria, al contrario de lo que se prensaba no se ve afectada por el cambio climático y sí por el cambio global, en las enfermedades trasmitidas por las garrapatas sí que se ha observado un importante efecto de las variaciones climáticas. Por su parte, la extensión de la leishmaniasis hacia el Norte de Europa se debe más al turismo que no al calentamiento global mientras que en el virus del Nilo no afecta a Europa a diferencia de la rápida extensión generada en EEUU.