Curiosidades de la lengua: ¿por qué no tienes agujetas a pesar de moverla mucho?

Niño disfrutando bajo la lluvia.
Niño disfrutando bajo la lluvia. - ISTOCK
Publicado: sábado, 24 septiembre 2022 7:59

   MADRID, 24 Sep. (EDIZIONES) -

   La lengua es imprescindible en nuestro día a día. Es un órgano que cumple varias funciones. Por eso, cuando se localiza en ella una lesión dolorosa se produce mucha incapacidad, se nota mucho, ya que la utilizamos constantemente para hablar y comer, por ejemplo.

   Principalmente es un conjunto de músculos entrelazados, concretamente 17, de los que todos son pares y laterales menos uno, que es impar y medio, según afirma en una entrevista con Infosalus la doctora Rocío Cerero Lapiedra, asesora de Medicina Oral del Centro Odontológico Hospital San Rafael en Madrid.

   "Algunos de estos músculos se originan fuera de la lengua y son los llamados 'extrínsecos'; por el contrario, los 'intrínsecos' se originan dentro de ella. Por eso la lengua tiene mucha movilidad y mucha fuerza", informa esta especialista.

   "Está recubierta por mucosa oral, si bien tiene una particularidad que la diferencia del resto de la mucosa de otras zonas de la boca y es que tiene muchas y variadas papilas linguales, que son las que reciben las sensaciones que van a dar lugar a la degustación de sabores y de texturas", resalta la también presidenta de la Sociedad Española de Medicina Oral (SEMO).

   Pero concretamente, señala que estas papilas gustativas se denominan fungiformes, caliciformes y foliadas. "Además, tiene unas papilas no gustativas, que contribuyen a la función mecánica de la lengua, que son las papilas filiformes", añade la doctora.

    "Deberíamos poner en valor a la lengua. No percibimos lo importante que es en nuestra vida. Por ello, cuidémosla. No hay que olvidar también que la lengua no se cansa, no existen las agujetas de lengua, y a pesar de ser un músculo en constante movimiento", ensalza esta especialista.

¿LA LENGUA ES IGUAL EN TODAS LAS PERSONAS?

   Entre otras curiosidades sobre la misma apunta que no todas las personas pueden realizar los mismos tipos de movimientos de la lengua, solo algunas la pueden doblar en 'U', por ejemplo; aparte de que la lengua es diferente en cada persona, y se combinan las diferentes características de una manera u otra en cada uno.

   Preguntada sobre las dimensiones de la lengua, la doctora Cerero señala que normalmente suele medir entre 8 y 10 centímetros. "Tiene una parte visible que es móvil, y otra posterior que es la lengua no móvil y es difícil de ver. Puede ser más grande en personas con Síndrome de Down y cuando se pierden los dientes se acopla a un mayor espacio disponible", agrega.

   Su aspecto normal es de color rosa claro, de tacto suave, según informa, al tiempo que subraya que la parte que se observa al sacar la lengua es el dorso, que está recubierto por una gruesa capa mucosa que aloja las papilas filiformes que no son gustativas como antes hemos contado. "Son como finos 'pelos' blancos más o menos evidentes, y entre ellos, se ven como pequeños puntitos rojos que son otras papilas que se llaman fungiformes. En la 'cara ventral' de la lengua, que es la que se observa al tocar el paladar con la punta, se hacen visibles las venas raninas, una serie de franjas y una fina membrana mucosa con crestas que es el frenillo lingual", describe esta especialista.

   Pero por si fuera poco, destaca también que la lengua tiene surcos o grietas, principalmente el surco medio que proviene de que en su origen embrionario hay dos partes que se unen; aunque dice que puede haber más surcos horizontales. "Está muy muy inervada, tanto por nervios motores como por nervios sensitivos y, por ello, puede hacer gran variedad de movimientos y tiene mucha sensibilidad", sostiene la doctora Cerero, a la vez que pide no olvidar que los movimientos linguales pueden estar restringidos por un frenillo lingual excesivamente corto, o por enfermedades que alteren la musculatura.

PRINCIPALES FUNCIONES DE LA LENGUA

   La doctora Cerero, que también es profesora titular de la Facultad de Odontología de la UCM, recuerda que entre las funciones de la lengua se encuentra la de hablar: "Es la función más llamativa. De hecho, en el lenguaje popular se la relaciona en muchos refranes como 'no tener pelos en la lengua', 'tener lengua viperina', 'tener una palabra en la punta de la lengua', 'tirar de la lengua', entre otros".

   A su vez, destaca que la lengua sirve para comer, y sus movimientos son indispensables para llevar los alimentos de una zona a otra y poderlos masticar, y poder formar lo que se llama el 'bolo alimenticio' que se puede tragar. "Sin lengua no se podría comer", advierte.

   Además, sostiene que la lengua contribuye a hidratar la boca, ya que tiene glándulas salivales llamadas 'menores', que producen saliva, un producto que supone "oro líquido para nuestra boca". "Esta saliva contribuye a que la lengua tenga una buena capacidad de deslizamiento y pueda realizar sus funciones", sostiene esta experta.

   Y, por si fuera poco, la presidenta de SEMO recalca que la lengua sirve para la limpieza bucal: "Al moverse está continuamente realizando autolimpieza bucal y distribuyendo la saliva, que tiene propiedades antimicrobianas y capacidad de neutralizar los ácidos que se producen por la digestión de los hidratos de carbono. Así, de forma natural, se contribuye a prevenir la caries".

   Es más, la asesora de Medicina Oral Centro Odontológico Hospital San Rafael en Madrid mantiene que la lengua sirve para degustar y, tal y como se ha mencionado anteriormente, en ella se albergan diferentes papilas gustativas que captan los sabores al diluirse en la saliva los productos que se ingieren. "Pero el sabor para percibirse de forma correcta necesita también el olfato. Cuando tenemos la nariz tapada, no percibimos igual el sabor", advierte.

   La doctora Cerero indica a su vez que la lengua actúa como barrera de protección ante estímulos sensoriales nocivos, cuando algo tiene mal sabor o una temperatura inadecuada, de forma que este órgano nos alerta gracias a su gran sensibilidad; siendo, según precisa, la punta de la lengua la zona más sensible.