El desfase entre el ritmo de vida y el del cuerpo puede causar "envejecimiento prematuro"
BARCELONA, 31 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Institut de Recerca Biomdica (IRB Barcelona) han descubierto que los tejidos del cuerpo responden a la luz y detectan los cambios del día y la noche de forma autónoma, independientemente del cerebro.
Los estudios, publicados en la revista 'Cell' y con colaboración de la Universidad de California en Irvine (Estados Unidos), han analizado los cambios físicos, mentales y conductuales conocidos como ritmos circadianos, coordinados por un "reloj central" ubicado en el hipotálamo --la parte interna del cerebro-- que sincroniza los tejidos, y han visto que a pesar de ello, cada tejido es autónomo.
Esta autonomía permite a los tejidos mantener un mínimo de funcionalidad aunque otro tejido esté fallando, y estos resultados "tienen especial relevancia durante el envejecimiento o ante una patología en la que una interdependencia muy alta de los tejidos conllevaría un declive generalizado del organismo", ha explicado el investigador ICREA Salvador Aznar.
Han confirmado que el reloj central comunica al resto del cuerpo información útil, como que el tracto gastrointestinal, el hígado y el páncreas "sepan cuándo es la hora de comer y se preparen a la vez para la digestión".
"Pero cuando esta comunicación falla, cada órgano es capaz de saber qué hora es para llevar a cabo las funciones adecuadas", ha relatado Aznar, también jefe del laboratorio de Células Madre y Cáncer del IRB Barcelona.
Los resultados tienen importantes implicaciones en la salud, ante un actual estilo de vida que expone a luz a las personas en momentos en que deberían estar a oscuras: "Dado que cada órgano es capaz de responder de forma autónoma a la presencia de luz, esto llevaría a la realización de funciones propias del día durante la noche. Este pequeño desfase diario o jet-lag social puede ser responsable de un envejecimiento prematuro".
MODELO DE RATÓN
Los primeros autores del trabajo, Patrick Simon Welz y María Zinna --ambos del IRB Barcelona-- compararon los ritmos circadianos en la epidermis y el hígado de un nuevo modelo de ratón que permite aislar la comunicación de cada tejido, con los de ratones sanos y otros ratones en los que no funcionaba el reloj central.
Así, confirmaron la autonomía de ambos tejidos para responder a los cambios de luz que se producen a lo largo del día, aunque esto no significa que no exista comunicación con el resto del cuerpo.