Cuando el sueño también enferma: 8 de cada 10 niños con epilepsia sufren trastornos del descanso

Archivo - Niño durmiendo con sus padres - YURI_ARCURS/ ISTOCK - ARCHIVO

    MADRID, 4 Jun. (EDIZIONES) -

    Los trastornos del sueño son frecuentes en pacientes con epilepsia, un conjunto de enfermedades en la que existe una predisposición para sufrir crisis epilépticas. En España, y según datos de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP), en torno a 30.000 niños padecen epilepsia.

   Un descanso insuficiente puede desencadenar crisis epilépticas. Es por ello por lo que entrevistamos en Europa Press Salud Infosalus a la cocoordinadora del Grupo de Trabajo de Trastornos del Sueño de la SENEP, la doctora Nuria Lamagrande, quien advierte de que hasta un 50-80% de menores con epilepsia pueden presentar trastornos del sueño.

   Además, notifica que los niños con epilepsia duermen de media 34 minutos menos, aparte de que su sueño es menos eficaz, y presentan una disminución del sueño REM, entre otros factores. "Se observa un alto porcentaje de trastornos del sueño en niños con epilepsia, y hasta en un 80% no se puede averiguar preguntando a los padres si tienen un trastorno de sueño. Es decir, cuando se preguntaba a los padres qué tal duermen sus hijos, un 70% contestan que bien. De estos, un 79% realmente tenían un trastorno de sueño cuando se aplicaban las escalas determinadas", mantiene esta experta.

   Así, recuerda la doctora Lamagrande que la epilepsia y el sueño tienen una relación bidireccional. "Determinados factores, como la presencia de crisis y/o anomalías epileptiformes en sueño, determinados fármacos anticrisis (sobre todo la combinación de ellos), la patología de base que podría asociar hipotonía u otros factores facilitadores, las alteraciones psiquiátricas asociadas y uno de los factores más importantes, los hábitos de sueño favorecen la presencia de trastornos del sueño en estos niños", remarca.

TRASTORNOS DEL SUEÑO ASOCIADOS A LA EPILEPSIA

   De hecho, sostiene esta neuropediatra que algunos trastornos del sueño se han visto más frecuentemente asociados con la epilepsia, como los trastornos de transición de sueño vigilia, la hipersomnia, y los trastornos respiratorios del sueño como el Síndrome de Apnea-hipopnea durante el sueño o SAHS.

   Con respecto a este último, tal y como subraya la neuropediatra del Hospital Niño Jesús de Madrid, existe también una relación bidireccional, por lo que es muy importante sospechar los posibles casos de epilepsia, ya que el tratamiento del SAHS en niños con epilepsia podría representar una ventana terapéutica que podría mejorar su calidad de vida y el control de sus crisis.

   "Estos trastornos son más frecuentes en niños con epilepsia y afectan de forma significativa a su calidad de vida, además de poder empeorar el control de las crisis. Por esto, es imprescindible como neuropediatras realizar una entrevista de sueño en los pacientes con epilepsia en nuestra consulta diaria, con el fin de detectar aquellos signos de alarma que nos harían investigar más sobre los trastornos del sueño", resalta la doctora Lamagrande.

   SEÑALES DE ALARMA

   En este sentido, advierte de que existen determinadas señales, como una dificultad de inicio de sueño, despertares frecuentes y prolongados a partir de determinadas edades, la presencia de siestas (sobre todo si son prolongadas en mayores de 5-7 años), o el ronquido persistente, que deben alarmarnos e investigar más en estos pacientes.

   En última instancia, esta experta del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid hace hincapié en que los malos hábitos de sueño representan un factor importante y reseñable en la presencia de trastornos del sueño: "Se ha visto que los niños con malos hábitos y no autónomos para dormir tienen más frecuentemente estos trastornos de sueño con respecto a niños con epilepsia de la misma edad".

   Por tanto, ve importante respetar la regularidad de horarios, las mismas horas de despertar y de acostarse, incluido los fines de semana, regular qué se come y a qué horas se come, mantener una buena exposición al sol durante el día y oscuridad durante la noche, favorecer la actividad física en la naturaleza, así como la movilidad, además de limitar el uso de pantallas en estos niños, igual que se aconsejaría para los niños sin epilepsia de la edad.