MADRID, 20 Mar. (EUROPA PRESS) -
Definir la relación entre un dolor de cabeza y un accidente cerebrovascular es esencial. Los criterios diagnósticos actuales para la cefalea aguda atribuida a un accidente cerebrovascular isquémico se basan principalmente en la opinión de expertos y no en la evidencia clínica publicada basada en estudios extensos de casos y controles en pacientes con un primer accidente cerebrovascular.
Por tanto, no existen criterios diagnósticos para la cefalea centinela antes del ictus isquémico. Un nuevo estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad Estatal de Medicina de los Urales, la Universidad Federal de los Urales y la Universidad de Copenhague, ha conseguio desarrollar criterios diagnósticos explícitos para la cefalea atribuida a un accidente cerebrovascular isquémico y para la cefalea centinela a traves de la experiencia de nás de 500 pacientes.
El accidente cerebrovascular isquémico o infarto cerebral o ictus ocurre debido a una enfermedad vascular, cardíaca o sanguínea, a una circulación cerebral alterada, que da como resultado un daño al tejido cerebral debido a la formación de un infarto. El estudio, que acaba de ser publicado en 'The Journal of Headache and Pain', ayudará a predecir, prevenir, identificar rápidamente y tratar esta peligrosa patología de manera oportuna.
¿CUANDO DEBO ESTAR ALERTA POR UN DOLOR DE CABEZA?
Un ictus es una de las causas más comunes de discapacidad y muerte en el mundo. Para su identificación es importante saber como es cuando aparece un dolor de cabeza. Los investigadores confirmaron que la cefalea centinela precedió a la aparición del accidente cerebrovascular en un tercio de los pacientes. ¿Pero cómo reconocerla? En primer lugar, cuando el dolor aparece tres o cuatro días antes del accidente cerebrovascular, -se denomina dolor de cabeza de perro guardián- puede indicar un accidente cerebrovascular inminente o eventual, y aquí podría estar dándose la hemorragia subaracnoidea (HAS), una enfermedad cerebrovascular caracterizada por la cefalea centinela.
Los investigadores clasificaron los diferentes dolores de cabeza experimentados una semana antes del ictus y el día del ictus. Se distinguieron tres tipos de dolores de cabeza: dolores de cabeza familiares para los pacientes; dolores de cabeza que nunca antes se habían experimentado (dolores de cabeza de tipo nuevo); y dolores de cabeza con características cambiadas (intensidad severa, alta frecuencia, duración, que se vuelven pulsátiles, acompañados de náuseas, vómitos, fobia a la luz y al sonido, y poca respuesta a los analgésicos).
En los pacientes con ictus predominaron las cefaleas de nuevo tipo y las cefaleas con características alteradas: alrededor del 15% de estos pacientes experimentaron cefaleas en la última semana antes del ictus y otro 15% al comienzo del ictus.
La cefalea centinela se definió como un nuevo tipo de cefalea o un tipo previo de cefalea con características alteradas (intensidad severa, aumento de la frecuencia, ausencia del efecto de los fármacos) que aparecía dentro de los siete días anteriores al accidente cerebrovascular.
Los dolores de cabeza en el momento del accidente cerebrovascular se definieron como dentro de las 24 horas posteriores al inicio del accidente cerebrovascular. Lo que se consideró nuevo tipo de dolor de cabeza se definió como un dolor de cabeza que apareció por primera vez dentro de las 24 horas posteriores al inicio del accidente cerebrovascular o antes del accidente cerebrovascular.
Y si la cefalea había cambiado de características -la cefalea se hizo más intensa, más duradera, más frecuente, se desarrollaron nuevos síntomas acompañantes o los analgésicos se volvieron ineficaces para el alivio del dolor- se definió como una cefalea con características alteradas. Si una cefalea preexistente se presentó sin cambios, aquí es considerada como una cefalea habitual sin cambios.
DESARROLLO DEL ESTUDIO
Para determinar síntomas claros y clínicamente válidos de cefalea específica asociada con accidente cerebrovascular isquémico, los investigadores observaron dos grupos de pacientes: aquellos con un primer accidente cerebrovascular y aquellos sin trastornos neurológicos agudos o trastornos graves (accidente cerebrovascular, tumor cerebral y trauma, epilepsia, demencia y otros). enfermedades neurológicas y somáticas graves). El primer grupo estaba formado por 550 personas; el segundo, grupo de control, estaba formado por 192 personas.
Los investigadores clasificaron los diferentes dolores de cabeza experimentados por ambos grupos en el año anterior a la llegada al hospital, así como una semana antes del ictus y el día del ictus. La mayoría de los pacientes del grupo de control ingresaron en la sala de emergencias debido a síndromes de dolor, y la mayoría de las veces experimentaron dolor agudo causado por lumbago o pancreatitis.
Se sabe que estos trastornos pueden conducir a una mayor frecuencia de dolores de cabeza, por ejemplo, debido al uso excesivo de analgésicos. Sin embargo, los investigadores no han observado tal efecto, lo que sugiere que la prevalencia de dolores de cabeza en pacientes con accidente cerebrovascular está relacionada con el accidente cerebrovascular en sí.
Por lo tanto, partimos del hecho de que cuanto más dolores de cabeza en los pacientes del grupo principal difieren de lo habitual y cuanto más corto es el período entre el inicio de dicho dolor y el inicio del accidente cerebrovascular, más probable es su relación causal", señala la jefe de la profesora del grupo de investigación en la Universidad Médica Estatal de los Urales, Elena Lebedeva.
Los resultados de los estudios mostraron que alrededor del 55 % de los examinados del primer grupo experimentaron dolores de cabeza de tipo nuevo y otro 35 % experimentó dolores de cabeza familiares con cambios notables. Al mismo tiempo, ningún participante del grupo de control experimentó dolores de cabeza desconocidos, y solo dos tenían dolores de cabeza con características alteradas al ingresar al hospital.