Cuando el trastorno de acumulación no es Diogenes

Acumulación, trastorno
Foto: GETTY/RYAN MCVAY
Actualizado: viernes, 9 octubre 2015 14:43

   MADRID, 9 Oct. (INFOSALUS) -

   Cuando la acumulación se convierte en una enfermedad hablamos de un trastorno mental relacionado con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) pero que en la clasificación del DSM-5, una guía diagnóstica estadounidense de referencia en salud mental en todo el mundo, constituye por sí mismo una categoría independiente desde hace unos dos años.

   Según explica a Infosalus Juan Antonio Becerra-García, Psicólogo Sanitario y Doctor en Psicología, investigador y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja, el trastorno por acumulación está relacionado con el espectro del TOC pero sin tratarse de éste ya que posee características específicas derivadas de la adquisición de objetos, su acumulación y la incapacidad para deshacerse de ellos con lo que esto puede acarrear de dificultades para la integración de estas personas en la comunidad, dados los riesgos y perjuicios potenciales de esta conducta.

   "El trastorno suele presentarse acompañado de otras comorbilidades o trastornos mentales como el TOC, es una patología reciente que se encuentra en vías de estudio en comparación con otros tipos de conducta acumuladora, como sucede en el caso del Síndrome de Diógenes", aclara el especialista.

   El trastorno se suele presentar en personas jóvenes, que no tienen ninguna incapacidad física que les impida tirar lo acumulado, y es más común en mujeres. Además, la excusa para acumular objetos suele pasar por la posibilidad de que éstos tengan una utilidad futura, ya sea para la propia persona, algún familiar, amigo o conocido.

DIÓGENES Y TOC

   El Síndrome de Diógenes es más común entre personas mayores de 65 años que viven solas y que suelen tener problemas físicos (derivados del envejecimiento en muchos casos) para deshacerse de los objetos que acumulan o limpiar y que padecen otra enfermedad mental más grave como una demencia.

   En cuanto a las diferencias con el TOC, en éste se presentan pensamientos repetitivos que llevan a ejecutar conductas compulsivas. Si no se llevan a cabo estos rituales la persona piensa que se producirá una desgracia.

   En el trastorno por acumulación quienes lo padecen viven la conducta acumuladora de forma egosintónica, es decir, no les genera malestar emocional el acumular objetos (conducta repetitiva) aunque sí deshacerse de ellos al contrario de lo que les sucede a las personas con TOC, que se resisten a la compulsión aunque al final terminan por ejecutarla.

SOBREPASAR LOS LÍMITES DE GUARDAR A ACUMULAR

   Según señala Becerra-García, cuando el trastorno llega a producir un malestar significativo por la dificultad para realizar las actividades cotidianas con normalidad o cuando causa deterioro social es el momento de pedir ayuda. En el caso del trastorno por acumulación estas interferencias en el día a día se refieren sobretodo a la salubridad del domicilio, la convivencia con los vecinos o con la familia.

   Sin embargo, estas personas no suelen acudir a consulta por sí solas si no, por ejemplo, es al ser obligadas por familiares o por servicios sociales tras algún incidente grave o las denuncias de la comunidad de vecinos. La coexistencia de otras patologías mentales también lleva a un seguimiento clínico de estas personas.

   El diagnóstico diferencial es clave para pautar el tratamiento adecuado en el que hasta ahora prima la terapia cognitivo-conductual y los psicofármacos. Pero la terapia psicológica requiere de voluntad y motivación por parte del paciente para solucionar una situación que ellos mismos no consideran un problema y algunos fármacos (como los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina o ISRS) han mostrado tener una menor eficacia que en su utilización en el TOC.

   "El bajo nivel de introspección y la escasa motivación hacen difícil la eficacia de las intervenciones psicológicas y además existe una pobre respuesta al tratamiento a los psicofármacos ISRS", señala el psicólogo sobre lo que se conoce respecto a la efectividad del tratamiento y concluye que son necesarios más estudios sobre el trastorno por acumulación y variables que pudieran estar relacionadas con el mismo para conseguir mejorar el pronóstico de estas personas.