¿Cuál es el riesgo de cánceres secundarios tras la terapia CAR-T?

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Archivo - CAR T-Cell Inmunoterapia - LUISMMOLINA/ ISTOCK - Archivo
Publicado: miércoles, 11 septiembre 2024 8:20

MADRID 11 Sep. (EUROPA PRESS) -

La frecuencia de segundas neoplasias malignas primarias (SPM) que surgieron en sobrevivientes de cáncer después del tratamiento con terapia de células CAR T fue estadísticamente comparable a la frecuencia de SPM después de otras terapias estándar de atención, según una revisión sistemática y un metanálisis.

Las conclusiones se publican en 'Clinical Cancer Research', una revista de la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer (AACR), por Kai Rejeski, investigador visitante e investigador en el Servicio de Trasplante de Médula Ósea para Adultos del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (Estados Unidos).

Para llegar a esta conclusión, Rejeski y su equipo realizaron una revisión sistemática y un metanálisis de estudios clínicos en los que pacientes adultos con linfoma o mieloma múltiple recibieron una de las seis terapias de células T con CAR aprobadas actualmente: idecabtagene vicleucel (Abecma), lisocabtagene maraleucel (Breyanzi), ciltacabtagene autoleucel (Carvykti), tisagenlecleucel (Kymriah), brexucabtagene autoleucel (Tecartus) o axicabtagene ciloleucel (Yescarta). Para cumplir con los criterios de inclusión, los estudios debían haber proporcionado datos sobre la aparición de SPM durante todo el período de seguimiento, que varió de 6,6 meses a 65,4 meses. La selección final incluyó 18 ensayos clínicos y siete estudios del mundo real que consistieron en un total combinado de 326 SPM en 5517 pacientes.

Después de una mediana de seguimiento de 21,7 meses, el 5,8% de los pacientes desarrollaron un SPM. Los investigadores no encontraron diferencias significativas en las tasas de SPM entre pacientes con diferentes tipos de cáncer o entre pacientes que recibieron diferentes productos de células CAR-T

Los estudios en los que los pacientes habían recibido una mediana de más de tres líneas de terapia antes de la terapia CAR T informaron un riesgo significativamente mayor de SPM que los estudios en los que los pacientes habían recibido menos de tres líneas de terapia previas. De manera similar, la tasa de SPM fue del 4,2% entre los estudios con un tiempo de seguimiento por debajo de la mediana de 21,7 meses y del 8,5% entre los estudios con un tiempo de seguimiento por encima de la mediana.

De los 326 SPM identificados en este análisis, las neoplasias hematológicas, incluido el síndrome mielodisplásico y la leucemia mieloide aguda , representaron la mayor proporción de SPM, con un 37 %. Cinco casos fueron neoplasias malignas de células T, una tasa del 0,09 % en toda la población del estudio. En tres de estos casos, se analizaron las células T malignas para determinar si contenían el transgén CAR (un indicador de que la neoplasia maligna puede haber surgido de células editadas con CAR), y un caso dio positivo.

Cuatro de los ensayos clínicos incluidos en el estudio evaluaron los resultados de los pacientes tratados con terapia CAR T en comparación con un régimen de atención estándar. En un total de 1253 pacientes en estos estudios, la tasa de SPM fue del 5 % entre los pacientes tratados con CAR T y del 4,9 % entre los pacientes tratados con el régimen de atención estándar, una diferencia que no fue estadísticamente significativa.

Rejeski explica además que los datos del estudio pueden ayudar a identificar factores específicos que aumentan el riesgo de SPM en pacientes que reciben terapia CAR T. Por ejemplo, la mayor incidencia de SPM con el aumento de las líneas de tratamiento anteriores puede reflejar el daño acumulativo causado por varias terapias anteriores, según Rejeski. También aporta que un mayor riesgo con un tiempo de seguimiento más prolongado puede indicar un sesgo de supervivencia, lo que significa que más pacientes pueden estar desarrollando SPM porque viven lo suficiente para hacerlo.

"La terapia CAR T es el primer tratamiento en más de 20 años que muestra un beneficio en la supervivencia general en comparación con el tratamiento estándar en el linfoma de células B grandes refractario", afirma Rejeski. "Desaconsejaría encarecidamente no suspender esta terapia debido al riesgo minúsculo de desarrollar neoplasias malignas de células T". Rejeski enfatiza que será necesario realizar más investigaciones para comprender las contribuciones específicas de la terapia con células T CAR al desarrollo de SPM y para estimar mejor el riesgo de cada paciente a nivel individual.

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