MADRID, 20 Oct. (EUROPA PRESS) -
Dejar de fumar es un proceso que va mucho más allá de simplemente resistirse a un cigarrillo. Para muchos exfumadores, el verdadero reto no son las ganas momentáneas de fumar ni la falta de confianza en su capacidad de mantenerse sin tabaco, sino la energía y la motivación necesarias para sostenerse día tras día.
Mantenerse alejado del humo implica atención constante, decisiones conscientes y, a veces, un agotamiento mental que pasa desapercibido. Conocer cuáles son los factores que aumentan el riesgo de recaída puede marcar la diferencia entre seguir libre de tabaco o volver a encender un cigarrillo.
EL CANSANCIO MENTAL: EL VERDADERO ENEMIGO DE LOS EXFUMADORES
El predictor más fiable de la recaída de un exfumador no son las fuertes ganas de fumar ni la poca confianza en la capacidad de dejar el tabaco, sino el cansancio por los esfuerzos para no fumar, según un nuevo estudio de la Universidad de Deakin (Australia), publicado en 'Addiction'. Los exfumadores parecen volver a fumar con mayor frecuencia porque están exhaustos por la vigilancia constante que requiere mantenerse sin fumar.
Este efecto se denomina fatiga psicológica por dejar de fumar y su influencia en los exfumadores no se ve afectada por el tiempo que se lleva siendo exfumador ni por si se vapea para reducir las ansias.
Incluso después de años sin fumar, cuando los síntomas de abstinencia y las respuestas condicionadas ya no son tan fuertes, e incluso con caladas regulares de nicotina por vapeo, el coste mental y emocional acumulado de mantenerse sin fumar puede llegar a ser tan alto que supera las habilidades de afrontamiento y la motivación para seguir sin fumar.
CUANDO LA MOTIVACIÓN SE AGOTA
Este estudio siguió a casi 2.000 exfumadores adultos en Australia, Canadá, Inglaterra y Estados Unidos. La mayoría de los participantes habían dejado de fumar años antes del inicio del estudio. Al inicio del estudio, cada participante expresó su cansancio al intentar dejar de fumar; la intensidad de sus ganas de fumar en las últimas 24 horas, y su confianza en seguir siendo exfumador.
Dos años después, el 9,2% de los exfumadores había vuelto a fumar. La probabilidad de recaída entre los exfumadores con alta fatiga fue 1,64 veces mayor que entre aquellos con baja fatiga. En otras palabras, los exfumadores que estaban más cansados de intentar mantener su abstinencia tenían un 64% más de probabilidad de recaída que los exfumadores que no manifestaron fatiga por dejar de fumar.
FATIGA VS. GANAS DE FUMAR Y CONFIANZA
Un gran deseo de fumar y una baja confianza en seguir siendo exfumador también predijeron una recaída en el hábito de fumar, pero la fuerza predictiva de la fatiga por dejar de fumar fue más fuerte y al menos parcialmente independiente de estas otras dos medidas.
"Dejar de fumar es notoriamente difícil. Alrededor del 95% de los intentos de dejar de fumar sin ayuda terminan en recaída, e incluso con tratamientos basados en la evidencia, como los parches de nicotina, las tasas de recaída siguen siendo altas", señala el autor principal, el doctor Hua Yong, de la Universidad de Deakin (Australia).
"Nuestra investigación sugiere que el cansancio al esforzarse por no fumar puede ser una herramienta de detección útil para detectar a los exfumadores con mayor riesgo de recaída y brindarles apoyo cuando lo necesiten. Podríamos incorporar la evaluación de la fatiga por dejar de fumar en los controles de salud rutinarios y estar preparados para brindar intervenciones de prevención de recaídas cuando sea necesario. También se podría recomendar a los exfumadores que busquen más ayuda cuando comiencen a experimentar fatiga", afirma.