MADRID 24 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han desarrollado y patentado un método para producir materiales biocompatibles usando como materia prima subproductos de la industria cervecera, dando como resultado componentes que se pueden usar tanto para la ingeniería de tejidos óseos como para el crecimiento de células grasas que no requieren de una segunda operación para su extracción, según informó hoy la institución en un comunicado.
Los investigadores han usado bagazo de cerveza, el residuo resultante tras prensar y filtrar el mosto que se obtiene del grano de la cebada malteada, una técnica que, según explicó la técnica del Instituto de Ciencias Materiales del CSIC Blanca Casal Piga, "este material se prensa, se seca y se somete a diversos procesos hasta conseguir un material rico en fósforo, silicio, calcio y magnesio que, dada su similitud con la fase mineral del hueso, es adecuado para la ingeniería de tejidos óseos".
Por su parte, el investigador del CSIC Malcolm Yates apuntó otros usos enfocados al crecimiento de células madre de grasa. Además, indicó que "materiales naturales basados en coral habían sido usados para fines similares aunque su sostenibilidad es dudosa ya que no pueden ser considerados renovables y su presencia es muy importante para el equilibrio del medio donde se desarrollan".
No obstante, Yates indicó que "la presencia de cationes biológicamente activos como el magnesio ayuda a la posterior biomineralización del sólido, por lo que no se requiere una segunda operación para extraer el implante".
INGENIERÍA DE TEJIDOS
La ingeniería de tejidos, también conocida como medicina regenerativa, se encarga de reparar o reemplazar parcial o totalmente los tejidos (hueso, cartílago, tejidos grasos) y órganos dañados tras una enfermedad o accidente o por el desgaste de la edad.
Su desarrollo actual se basa tanto en el cultivo de líneas celulares más o menos pluripotenciales como en el diseño de materiales que sirvan de soporte y estructura a las células y pueden ser de origen animal, una opción que se va descartanto por el temor a que pueden transmitir enfermedades, o de origen sintético, un tipo que se obtiene mediante "complicadas" síntesis, utilizando reactivos tóxicos y calcinaciones a temperaturas muy elevadas.
"En este caso, todo el proceso patentado es acorde con un desarrollo sostenible, evitando el uso de sustancias y procedimientos tóxicos", explicó la investigadora del CSIC María de los Ángeles Martín, quien añadió que, además, "se elimina el problema que plantean estos residuos, ya que se utiliza como materia prima de una industria los desechos de otra, cerrando un ciclo sostenible de máxima disminución de impacto medioambiental y costes".