MADRID, 20 Abr. (EUROPA PRESS) -
La psicóloga Patricia Morales, del equipo interterritorial de Cruz Roja Te Escucha, alerta del estigma y la normalización de las emociones negativas, que provocan que no se cuide correctamente la salud mental, como ocurre con la ansiedad o el insomnio en los que las personas "se autoconvencen de que es solo una racha y todo va a pasar".
Sin embargo, la experta asegura que el insomnio y la ansiedad ya son síntomas más que suficientes para activar el mecanismo de defensa y autocuidado, ya que no hay que estar "muy mal" para pedir ayuda. "La mayoría de la gente que nos llama debería haber llamado antes, si lo hubieran hecho, al menos, con dos o tres meses de antelación, no hubieran necesitado una ayuda especializada de segundo nivel, ni habrían caído en la desesperanza o un bucle negativo", afirma.
En este sentido, el teléfono de Cruz Roja Te Escucha trata de dar herramientas para afrontar todas las situaciones, que van desde los problemas cotidianos del día a día, hasta la atención especializada. "Es un servicio que nada tiene que ver con los trastornos mentales, ni que va a acabar con medicación o seguimiento psiquiátrico en la mayoría de los casos sino que se habla de los problemas que nos afectan, que nos causan el estrés, la incertidumbre o la tristeza, y eso no significa necesariamente estar en depresión o ansiedad para tener que llamar", señala Patricia Morales.
Durante estos tres años de servicio, Cruz Roja Te Escucha ha atendido 18.709 llamadas, de las cuales el 59 por ciento han sido realizadas por mujeres, un 37,62 por ciento por hombres, y un 0,51 por ciento por personas transexuales. En cuanto a la edad, el 33,07 por ciento de las consultas las realizan persona de entre 50 y 64 años, seguidas de la franja entre los 40 y los 49 (18,69%) y las de 30 a 39 años (14,89%).
También se mantiene un número bastante elevado de llamadas realizadas por personas menores de edad, número que progresivamente va en aumento y ya casi alcanza el nueve por ciento de las llamadas, y el de personas jóvenes (menores de 30 años) que constituyen casi un 20 por ciento.
Mientras que los problemas de salud mental diagnosticados afectan solo a una porción de la población, el malestar emocional afecta al 50 por ciento de la ciudadanía en todo el mundo. "Estamos mal porque tenemos una sociedad con sobrecarga y desesperanza hacia el futuro, algo que hay que abordar también desde otras ópticas", explica la psicóloga.
En este sentido, la población joven destaca como perfil vulnerable por los bajos salarios con los que se encuentra, y con problemas de acceso a la vivienda que impiden que puedan independizarse o desarrollar su vida según su hoja de ruta deseable. A esto se suma la positividad tóxica de las redes sociales,
que hacen que tengan que aparentar una felicidad constante y que no se tengan en cuenta las verdaderas limitaciones personales.
"No tenemos que creer que vamos a conseguir absolutamente todo lo que nos propongamos, porque no es verdad, y luego nos decepcionamos. Hay que concienciarse en que hay que trabajar por lo que queremos, pero si no se consigue, que eso no nos impida seguir hacia delante en condiciones de bienestar, porque simplemente hay cosas en la vida que no podemos controlar", asegura la especialista.