MADRID, 14 Dic. (EUROPA PRESS) -
La cronodisrupción, la alteración de la sincronización entre el tiempo interno (ritmos biológicos) y el ciclo ambiental natural, predispone el desarrollo de determinados tipos de cáncer, como el colorrectal, el de pecho y el de pulmón, entre otras enfermedades, y empeora el pronóstico para los pacientes, según indica la Sociedad Española de Sueño (SES).
El sueño es uno de los procesos fisiológicos más afectados por esta disfunción. Entre los pacientes que presentan cronodisrupción se observa una disminución del tiempo dedicado a dormir, una reducción de su profundidad y calidad y el hecho de que el sueño tiene lugar en momentos del día inadecuados.
Asimismo, desde la SES afirman que la cronodisrupción se asocia con una mayor prevalencia y agravamiento de un gran número de patologías cuya incidencia está aumentando en sociedades industrializadas, como son la diabetes, la depresión, la infertilidad, los trastornos de sueño, la pérdida de memoria, la inmunodepresión, la enfermedad cardiovascular y el envejecimiento acelerado.
"La Agencia Internacional de Investigación en Cáncer, perteneciente a la Organización Mundial de la Salud, ya en 2007 clasificó el trabajo nocturno o el trabajo que implica atravesar en poco tiempo varias franjas horarias, como posible carcinógeno en humanos", señala el miembro del grupo de trabajo de Cronobiología de la SES, el doctor Pedro F. Almaida.
Asimismo, el doctor Almaida, también investigador del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia, relaciona la cronodisrupción con la disminución de la eficacia de los tratamientos y la reducción de la esperanza de vida de los pacientes.
El experto señala el "exceso de sedentarismo", "la poca o nula exposición a luz natural en exteriores y la elevada exposición a luz artificial por la noche", y una "reducida o nula interacción social directa", como las causas principales de la cronodisrupción grave.
No obstante, tal y como sostiene el doctor Almaida, en la mayoría de las personas la cronodisrupción aparece como resultado de unos hábitos de vida poco saludables, que producen un desajuste entre los tiempos interno, ambiental, social y metabólico. "Cuando estos tiempos no están sincronizados entre sí, nuestro sistema circadiano recibe señales contradictorias y se acaba estropeando", añade.
MONITORIZACIÓN CIRCADIANA AMBULATORIA DE LOS PACIENTES CON CÁNCER
El doctor Pedro F. Almaida recibió el pasado mes de septiembre durante el Congreso de la Sociedad Española de Sueño el premio Joaquín Terán y Mari Luz Alonso al mejor trabajo publicado en 2023 por el proyecto 'Chronodisruption and Ambulatory Circadian Monitoring in Cancer Patients: Beyond the Body Clock', publicado en la revista científica Current Oncology Reports.
La investigación parte de la monitorización circadiana ambulatoria de pacientes con cáncer a través de un dispositivo tipo pulsera que éstos llevan puesto durante siete días consecutivos mientras hacen vida completamente normal.
"Este dispositivo, gracias a una serie de sensores incorporados, registra en tiempo real los ritmos de temperatura de la piel (que se correlacionan muy bien con la somnolencia), de actividad física (cuándo se mueve la persona y con qué intensidad lo hace), la posición corporal o la exposición a luz ambiental (cuándo se expone, a qué intensidad se expone y a qué tipo de luz)", explica el experto.
A partir de la información registrada por estos dispositivos, los investigadores realizan un análisis de los ritmos circadianos de cada persona, incluido el sueño, al mismo tiempo que ven cuáles son sus hábitos de vida, de modo que pueden estudiar la relación entre el tiempo interno de cada sujeto (el que marca su reloj biológico) y los ciclos ambientales, lo cual es fundamental para determinar si existe cronodisrupción.
"Mediante esta tecnología vestible podemos monitorizar al mismo tiempo a un amplio número de pacientes mientras realizan vida normal, proporcionando información objetiva acerca del estado funcional del sistema circadiano y el sueño tanto a nivel individual, que puede ser usada para tomar decisiones personalizadas dirigidas a mejorar la salud del sujeto, como a nivel de grupos poblacionales de interés, como ya se ha demostrado con trabajadores a turnos, recién nacidos, hipertensos, pacientes con síndrome metabólico, ancianos, personas con problemas respiratorios durante el sueño o pacientes de Parkinson", concluye.