MADRID, 6 Abr. (EUROPA PRESS) -
La disminución del rendimiento laboral, académico social o familiar, junto con la irritabilidad o trastorno del ánimo, somnolencia diurna, problemas de comportamientos como la hiperactividad, o la agresividad, son algunas de las señales que alertan sobre un posible insomnio, según la coordinadora de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario HM Puerta del Sur, Adela Fraile.
Así, la experta ha explicado que "la fatiga, la falta de atención y concentración o trastorno de la memoria", son otros los signos de este trastorno del suelo, y que otros signos que son habituales entre las personas que padecen insomnio como "la falta de motivación e iniciativa, predisposición a errores y accidentes o una creciente preocupación por la insatisfacción respecto al sueño".
También, la experta ha señalado que cada persona tiene una necesidad individual, "aunque la media estadística sea de 7 u 8 horas diarias, hay personas que necesitan dormir más y otras menos sin que padezcan alteración alguna del sueño".
"Dormir no es una actividad uniforme y durante el sueño aparecen fases con distintos grados de profundidad. El objetivo en todos estos pacientes es regular su reloj biológico interno y sincronizar el ritmo de sueño y vigilia mediante el control de estímulos y de la respiración", ha declarado.
SOLUCIONES
Algunas de las recomendaciones sobre el control de estímulos hacen referencia a la no utilización de dispositivos electrónicos antes de dormir, ni usar la cama para cualquier otra actividad. Establecer rutinas previas y regulares antes de ir a la cama es también recomendable, así como intentar relajarse al menos una hora antes de ir a la cama, han señalado desde HM Hospitales.
Otros de los factores a tener en cuenta residen en ofrecer soluciones ante una realidad "común como es la dificultad para mantener el sueño por despertares tras los cuales se tarda más de 15 minutos para volverse a dormir". Ante esta circunstancia la doctora Fraile aconseja "levantarse e ir a otra habitación y dedicarse a alguna actividad tranquila hasta que se empiece a sentir sueño; ese es el momento óptimo para volver al dormitorio. Debe repetirse este procedimiento tantas veces como sea necesario".
En concreto, la doctora ha aconsejado que se debe mantener un horario fijo para acostarse y levantarse, incluidos fines de semana y vacaciones, así como permanecer en la cama el tiempo suficiente, adaptándolo a las necesidades reales de sueño.
Además, hay que evitar la siesta, pero en casos concretos, se puede permitir una siesta después de comer, con una duración no mayor de 30 minutos, y evitar las bebidas que contienen cafeína y teína; tomadas por la tarde alteran el sueño incluso en personas que no lo perciben.
A todo esto se le añade, que el alcohol y el tabaco, además de perjudicar la salud, perjudican el sueño y se debe evitar su consumo varias horas antes de dormir, y realizar ejercicio regularmente al menos una hora al día, con luz solar y preferentemente por la tarde y siempre al menos 3 horas antes de ir a dormir.
A su vez, ha recomendado que en la medida de lo posible mantenga el dormitorio a una temperatura agradable y con unos niveles mínimos de luz y ruido. También, el hambre y las comidas copiosas pueden alterar el sueño. Evitar acostarse hasta que hayan pasado dos horas después de la cena; evitar realizar en la cama actividades tales como: ver la televisión, leer, escuchar la radio, y del mismo modo evitar realizar ejercicios intensos o utilizar dispositivos electrónicos en las dos horas previas al sueño nocturno.