MADRID, 25 Ene. (EUROPA PRESS) -
El crecimiento intrauterino restringido, una condición en la que el crecimiento del bebé se ralentiza o cesa en el útero, afecta en diferentes grados a entre un 8 y un 10 por ciento de las embarazadas, han puesto de relevancia expertos del Hospital Quirónsalud San José (Madrid).
Un bebé con crecimiento intrauterino restringido es aquel que está debajo del percentil tres para esa edad gestacional. La especialista del servicio de Obstretricia y Ginecología del centro sanitario, la doctora Vanesa Núñez, ha alertado de que "deben diferenciarse los fetos pequeños para la edad gestacional" de quellos cuyo crecimiento está por debajo del percentil 10 pero es superior al percentil 3 para esa edad gestacional y que no tienen ningún problema".
"Posiblemente sean bebés normales para la talla y el peso de sus progenitores. No obstante, a estos fetos pequeños para edad gestacional se les hace también un seguimiento estrecho de crecimiento por si en su evolución acabaran desarrollando un crecimiento intrauterino restringido", ha indicado la doctora Núñez.
La causa más común de un crecimiento intrauterino restringido es un problema en el rendimiento de la placenta, el tejido que transporta el alimento y el oxígeno al bebé. Pueden ocurrir por factores maternos o fetales.
La edad de la madre, si es menor de 16 o mayor de 35, un bajo nivel socioeconócimo, períodos de menos de seis meses entre dos gestaciones, el consumo de tabaco, alcohol o drogas, el uso de determinada medicación por parte de la madre, enfermedades maternas como el asma, hipertensión arterial, diabetes previa a la gestación, enfermedades renales, preeclampsia, o la presencia de infecciones en la madre, como toxoplasmosis o citomegalovirus, son los factores maternos más destacados.
Por su parte, en cuanto a las razones fetales, se encuentran anomalías cromosómicas, como el síndrome de Down, síndromes genéticos complejos, anomalías congénitas, como cardíacas, neurológicas o abdominales, casos de gestación múltple, infecciones congénitas, como la malaria, el VIH o la sífilis o enfermedades metabólicas.
La prueba principal que establece el diagnóstico es la ecografía. Las medidas realizadas permiten calcular un peso fetal estimado y, en función de unas tablas ajustadas sgún el sexo y la población a la que pertenece, ya que no es lo mismo el peso de un niño africano que caucásico, por ejemplo, permite establecer en qué percentil de crecimiento está el bebé.
El diagnóstico se completa con un estudio Doppler, que se hace durante la misma ecografía y permite estudiar el funcionamiento de la placenta y, de manera indirecta, el grado de oxigenación del bebé.
PRUEBAS PARA VALORAR LAS CAUSAS
Una vez establecido el diagnóstico, según la gravedad y el momento de aparición del retraso del crecimiento, se pueden realizar una serie de pruebas para valorar si existe alguna de las causas mencionadas.
Expertos del Hospital Quirónsalud San José indican una amniocentesis en casos graves, y sobre todo "muy precoces", por debajo de la semana 26. También recomiendan una analítica completa con un estudio de las posibles infecciones, como una toxoplasmosis, y descartar posibles alteraciones analíticas compatibles con preeclampsia.
Además, es recomendable repetir la ecografía morfológica completa en la unidad de Diagnóstico Prenatal el mismo día en el que se hace el crecimiento y Doppler.
SEGUIMIENTO Y PARTO
Según los resultados se valoran las consultas, los controles de crecimiento y los Doppler. Pueden ser desde cada dos semanas hasta controles semanales o, en situaciones muy severas con bebés muy prematuros, de manera diaria.
En todos los casos el seguimiento y el momento de finalización de la gestación es consensuado con todo el equipo de Perinatología, que incluye no sólo a los obstetras y especialistas en diagnóstico prenatal, sino también al equipo de neonatólogos, de manera que todo esté preparado para el momento del parto.
Para el parto, "no siempre se indica una cesárea, sólo en caso de bebés muy prematuros o de peso muy bajo, así como cuando las alteraciones que presenta la placenta hacen difícil el parto vaginal o si se detecta alguna alteración durante el mismo", según la doctora Núñez.
Producido el nacimiento, el bebé será atendido por el equipo de Neonatología, que hará las valoraciones iniciales y decidirá la necesidad de ingreso, en función de la prematuridad, el peso del bebé al nacer y cómo se adapte a respirar. Durante su seguimiento también podrán solicitar las pruebas que completen el estudio del bebé, sobre todo durante los dos primeros años de vida.
SEGUIMIENTO POSNATAL
De forma paralela, cada vez se da más importancia al seguimiento posnatal de los bebés con crecimiento intrauterino restringido, según el Hospital Quirónsalud San José, ya que han sufrido restricciones de alimento y oxígeno, situaciones a las que se han adaptado y han modificado el desarrollo de sus órganos y el funcionamiento de sus genes, los llamados cambios epigenéticos.
Estos cambios influyen en el desarrollo de sus órganos importantes como el cerebro, el corazón y el metabolismo, por lo que presentarán mayor predisposición a desarrollar problemas de salud como diabetes, hipertensión, obesidad o dificultades de aprendizaje, entre otros.
Sin embargo, no es una enfermedad establecida, sino una predisposición, por lo que los primeros años de vida del niño son muy importantes, estableciendo hábitos de vida saludable y promover la lactancia materna y medidas de estímulo precoz.