MADRID, 12 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y de la Universidade Nova de Lisboa (Portugal) ha desarrollado cristales líquidos con propiedades luminiscentes que pueden utilizarse para fabricar materiales inteligentes con diferentes aplicaciones en sanidad, alimentación o seguridad.
"Aunque muchos entendidos consideran que, con los LCD, las aplicaciones de estos materiales ya han 'tocado fondo', nosotros demostramos que determinados cristales líquidos conteniendo metales pueden ser también candidatos prometedores para desarrollar etiquetas inteligentes que respondan selectivamente a diferentes estímulos externos", ha explicado el investigador del departamento de Química Inorgánica de la UCM, Cristián Cuerva.
Por ejemplo, los investigadores, cuyo trabajo ha sido publicado en 'Chemistry-A European Journal', han comentado que estas sustancias moleculares podrían utilizarse en el sector de la alimentación para fabricar sensores visuales que sirvan de alerta ante un incremento brusco de temperaturas y detectar así rupturas de la cadena de frio en el transporte de alimentos.
"También podrían ser útiles como sensores de presión en el área industrial para evitar la rotura de materiales sometidos a esfuerzos constantes, en el campo de la seguridad para cifrar información, o en el ámbito sanitario como marcadores celulares", ha añadido Cuerva.
En concreto, los materiales que este equipo ha desarrollado son compuestos de coordinación de platino(II) que presentan una naturaleza cristal líquido estable en amplios rangos de temperatura, llegando a alcanzar los 400 grados centígrados, y que adicionalmente exhiben un comportamiento luminiscente.
"Observamos que este comportamiento cambia drásticamente cuando el material es sometido a presión, fricción mecánica o a altas temperaturas", ha dicho el investigador. Y es que, cuando las moléculas se encuentran aisladas emiten una luz verde, si bien al aumentar la temperatura o al aplicar presión, se van aproximando entre sí hasta que los centros de platino de cada una de ellas se encuentran lo suficientemente cerca como para que existan transferencias de carga entre ellos, lo que origina una intensa emisión fosforescente de color naranja.