MADRID, 7 Oct. (EUROPA PRESS) -
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) podría ser tratada mediante el trasplante de fotorreceptores producidos mediante la diferenciación de las células madre, según los resultados de una investigación hechos públicos este martes por el profesor Gilbert Bernier, de la Universidad de Montreal, Canadá, y el Hospital Maisonneuve-Rosemont.
DEGENERACIÓN MACULAR ASOCIADA A LA EDAD
La DMAE es un problema común de los ojos causado por la pérdida de células conos. El equipo de Bernier ha desarrollado una técnica in vitro para producir células de la retina sensibles a la luz a partir de células madre embrionarias humanas. "Nuestro método tiene la capacidad de diferenciar un 80 por ciento de las células madre en conos puros", explica Gilbert, quien señala que en 45 días, los conos que cultivaron generaron tejido retial de 150 micras de espesor.
Con el fin de verificar la técnica, Bernier inyectó grupos de células de la retina en los ojos de ratones sanos y los fotorreceptores trasplantados migraron de forma natural dentro de la retina de su anfitrión.
"El trasplante de cono representa una solución terapéutica para patologías de la retina causadas por la degeneración de las células fotorreceptoras. Hasta la fecha, ha sido difícil obtener grandes cantidades de conos humanos", subraya Bernier.
Este descubrimiento ofrece una manera de superar el problema de la escasez de conos, ofreciendo la esperanza de que puedan desarrollarse tratamientos para enfermedades degenerativas actualmente no curables, como la enfermedad de Stargardt y la DMAE.
"Gracias a nuestra forma simple y efectiva, cualquier laboratorio del mundo podrá ahora crear masas de fotorreceptores. Incluso, aunque hay un largo camino por recorrer antes de iniciar los ensayos clínicos, esto significa que, en teoría, finalmente podremos tratar a innumerables pacientes", apunta.
Los hallazgos son particularmente importantes a la luz de la mejora de la esperanza de vida y el aumento asociado de casos de DMAE, que es la mayor causa de ceguera entre las personas mayores de 50 y afecta a millones de personas en todo el mundo. Y a medida que envejecemos, es más y más difícil de evitar, ya que entre las personas mayores de 80, este acelerón del envejecimiento de la retina afecta a casi uno de cada cuatro.
Las personas con DMAE pierden gradualmente su percepción de los colores y los detalles hasta el punto de que ya no pueden leer, escribir, ver la televisión o incluso reconocer una cara. Esta enfermedad se debe a la degeneración de la mácula, que es la parte central de la retina que permite la mayoría de la vista, y es causada por la destrucción de los conos y las células en el epitelio pigmentario de la retina (EPR), un tejido que es responsable de la reparación de las células visuales en la retina y la eliminación de células que están demasiado desgastadas.
Sin embargo, no hay mucho que hacer en cuanto a su reparación porque nacemos con un número fijo de conos, por lo que no pueden ser naturalmente reemplazados. Por otra parte, a medida que envejecemos, el mantenimiento del EPR es cada vez menos eficaz, acumulándose residuos y formándose depósitos.
"La diferenciación de células del EPR es bastante fácil. Pero para llevar a cabo una terapia completa, necesitamos tejido neuronal que una todas las células del EPR a los conos. Eso es mucho más complejo de desarrollar", matiza Bernier, señalando, no obstante, que cree que su equipo de investigación está preparado para el desafío.
Bernier ha estado interesado en los genes que codifican y permiten la inducción de la retina durante el desarrollo embrionario desde que completó su doctorado en Biología Molecular en 1997. "Durante mi post-doctorado en el Instituto Max-Planck en Alemania, he desarrollado la idea de que debía existir una molécula natural y podríamos ser capaces de forzar a las células madre embrionarias a convertirse en conos", relata.
De hecho, el análisis bioinformático le llevó a predecir la existencia de una proteína misteriosa: COCO, una molécula humana "recombinacional" que se expresa normalmente dentro de fotorreceptores durante su desarrollo. En 2001, lanzó su laboratorio en el Hospital Maisonneuve-Rosemont y aisló inmediatamente la molécula, pero tuvieron que pasar varios años de investigación para desmitificar las vías moleculares implicadas en el mecanismo de desarrollo de fotorreceptores.
Su última investigación muestra que para crear conos, COCO puede bloquear sistemáticamente todas las vías de señalización que conducen a la diferenciación de las otras células de la retina en el ojo. Mediante el descubrimiento de este proceso molecular, Bernier fue capaz de producir fotorreceptores. Más específicamente, generó S-conos, que son prototipos de fotorreceptores que se encuentran en los organismos más primitivos.
Más allá de las aplicaciones clínicas, los hallazgos del profesor Bernier podrían permitir modelar enfermedades degenerativas de la retina humanas mediante el uso de células madre pluripotentes inducidas, ofreciendo la posibilidad de probar directamente potenciales vías para la terapia en los propios tejidos del paciente.