MADRID, 4 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Cornell, en Nueva York (Estados Unidos), han identificado un cambio que ocurre en el coronavirus canino que puede proporcionar pistas sobre cómo se transmite de animales a humanos, tras observar que puede saltar a los humanos al cambiar una proteína.
Un nuevo coronavirus canino se identificó por primera vez en dos pacientes humanos de Malasia que desarrollaron neumonía en 2017 y 2018. Otro grupo de científicos aisló el coronavirus canino, lo secuenció y publicó sus hallazgos en 2021.
Ahora, un equipo dirigido por investigadores de la Universidad de Cornell y Temple ha identificado un patrón que ocurre en un extremo de la proteína de punta del coronavirus canino, el área del virus que facilita la entrada a una célula huésped. Este patrón muestra que el virus pasa de infectar tanto los intestinos como el sistema respiratorio del huésped animal a infectar solo el sistema respiratorio en un huésped humano.
Los investigadores identificaron un cambio en el terminal -conocido como terminal N-, una región de la molécula con alteraciones detectadas también en otro coronavirus, que saltó de los murciélagos a los humanos, donde provoca un resfriado común.
"Este estudio identifica algunos de los mecanismos moleculares que subyacen a un cambio de huésped del coronavirus canino a un nuevo huésped humano, que también pueden ser importantes en la circulación de un nuevo coronavirus humano del que antes no sabíamos", señala Michael Stanhope, profesor de salud pública y del ecosistema en Cornell.
El primer autor, Jordan Zehr, es estudiante de doctorado en la Universidad de Temple, y el artículo ha sido publicado en la revista 'Viruses'. En el estudio, los investigadores utilizaron herramientas de evolución molecular de última generación para evaluar cómo las presiones de la selección natural pueden haber influido en la evolución del coronavirus canino.
La misma variante de coronavirus canino encontrada en Malasia también se informó en 2021 en algunas personas en Haití, que también tenían enfermedades respiratorias. Stanhope cree que se necesitan más estudios para comprender si los cambios virales y los saltos a los humanos ocurrieron espontáneamente en diferentes partes del mundo o si este coronavirus ha estado circulando durante quizás muchas décadas en la población humana sin ser detectado.