MADRID, 14 Dic. (EUROPA PRESS) -
La lesión de la médula espinal afecta al corazón, según concluye una investigación publicada en 'Experimental Physicology' realizada por investigadores de la Universidad de British Columbia, en Canadá. El corazón sufre cambios después de la lesión de la médula espinal que dependen de cómo de grave sea la lesión de la médula espinal, pero solo se necesita una pequeña cantidad de "preservación" (es decir, un pequeño número de fibras nerviosas conservadas) en la médula espinal para que el corazón funcione a un nivel casi normal.
Esta investigación tiene implicaciones clínicas importantes, ya que uno de los objetivos principales del tratamiento de la lesión de la médula espinal es reducir la cantidad de daño que ocurre tras el trauma inicial. Esta exacerbación de la lesión primaria se denomina "lesión secundaria" y está impulsada por procesos celulares complejos que eventualmente hacen que el "tamaño" de la lesión aumente y, por lo tanto, dañe más fibras nerviosas.
Estos hallazgos implican que si se pueden preservar más fibras nerviosas después de una lesión de la médula espinal (por ejemplo, al reducir el alcance de la lesión secundaria), entonces podría haber mejoras en cómo funciona el corazón. Esto es importante ya que las personas con lesión de la médula espinal tienen un riesgo mucho más alto de enfermedad cardiaca que las personas sin lesión de la médula espinal.
La investigación se llevó a cabo al comparar dos diferentes grados de lesión de la médula espinal en un modelo de roedor clínicamente relevante. Este modelo de roedor se utilizó porque permitió a los investigadores controlar cuidadosamente la cantidad de daño a la médula espinal durante la lesión y evaluar definitivamente la función cardiaca, así como examinar cómo cambian las células del corazón.
Los estudios que permiten que los mecanismos subyacentes de la función cardiaca se examinen después de una lesión de la médula espinal, simplemente no son posibles en humanos, pero al imitar de cerca las lesiones que ocurren en humanos, los hallazgos se pueden transferir más fácilmente a las personas.