MADRID, 10 Feb. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Universidad de Australia Occidental han descubierto que las drogas de la familia de las anfetaminas, entre las que se encuentran el cristal, el 'speed' o el éxtasis, pueden acelerar el envejecimiento biológico del corazón con independencia de la salud cardiovascular de los consumidores.
El trabajo, publicado en la revista 'Heart Asia', se centró en el impacto del consumo recreativo de estas sustancias, que ya se han asociado con problemas cardiovasculares, tales como aceleración de la frecuencia cardiaca, aumentos bruscos de la presión arterial o un mayor riesgo de ictus, infarto o aneurisma.
Además, su consumo prolongado suele traducirse en un envejecimiento prematuro de la piel, de ahí que los investigadores quisieran saber si también podía deteriorar precozmente el corazón.
Para ello, midieron el flujo sanguíneo de la arteria braquial en la parte superior del brazo y el de la arteria radial en el antebrazo en un total de 713 personas de entre 30 y 40 años que acudieron a una clínica de desintoxicación entre 2006 y 2011. El objetivo era medir su rigidez arterial, ya que estos vasos sanguíneos se endurecen a medida que el cuerpo envejece.
En su seguimiento utilizaron un medidor estándar de presión arterial y un sistema de monitorización no invasivo que permite calcular la edad vascular a partir del endurecimiento arterial, la edad, el sexo y la altura.
A cada paciente se le preguntó también por su consumo de drogas y fueron divididos en cuatro grupos: no fumadores (483); fumadores (107); consumidores de anfetaminas (55), y consumidores de metadona como sustitutiva de la heroóina (68).
La mayoría (94%) de los incluidos en el grupo de las anfetaminas las había consumido la semana anterior y casi la mitad incluso el día de antes, según admitieron en las 66 ocasiones en que fueron monitorizados.
COMPARADO CON OTROS CONSUMOS
Los resultados mostraron que, de los cuatro grupos, el sistema cardiovascular de los consumidores de anfetaminas parecía envejecer mucho más rápido que el de los fumadores y los usuarios de metadona, tanto en términos de edad cronológica pura como en el tiempo.
Además, esta diferencia se mantuvo incluso después de tener en cuenta otros factores de riesgo cardiovascular conocidos, como el peso, los niveles de colesterol y un indicador de inflamación, la proteína C reactiva.
En virtud de estos hallazgos, aunque muchos procesos fisiológicos en el cuerpo comienzan a fallar a lo largo de la vida como parte del proceso natural del envejecimiento, parece que el abuso de estas drogas agrava y acelera este proceso.
Entre las posibles causas de este deterioro, los autores creen que se puede deber a que las anfetaminas interfieren con el funcionamiento de las células madre que están implicadas en la reparación y renovación de los tejidos, y a la división celular normal. Además, admiten que no está claro si este daño puede ser reversible.