Foto: UNICEF
La Ayuda Oficial se ha reducido un 62 por ciento desde 2009 poniendo en jaque la operatividad de la cooperación española
MADRID, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
Las contribuciones de la Ayuda Oficial española al Fondo Mundial contra la Malaria permitieron salvar la vida de 100.000 niños y evitar que otros 39 millones contrajeran la enfermedad sólo entre 2007 y 2011 y, sin embargo, los recortes presupuestarios aplicados sobre la política de cooperación han dejado a cero estas aportaciones y mermado en más de un 62 por ciento el montante global de ayuda oficial desde el año 2009.
Son algunos de los datos que pone de manifiesto el informe de UNICEF 'Una vacuna contra la pobreza' presentado este jueves por la portavoz del Comité Español, Marta Arias; y el investigador Gonzalo Fanjul, que tomando como ejemplo el caso de Mozambique, donde la institución trabaja en colaboración con el Instituto de Salud Global (ISGLOBAL), pone de manifiesto las consecuencias de interrumpir una apuesta continuada por la cooperación al desarrollo.
Según explica, España colabora desde hace más de 30 años con Mozambique, que pese a ser el tercer país más pobre del mundo ha conseguido reducir a la mitad en los últimos quince años la tasa de mortalidad infantil. Actualmente, crece al 8% gracias al progresivo descubrimiento de su riqueza natural, aunque un tercio de sus recursos sigue procediendo de la ayuda exterior y sus instituciones necesitan ser fortalecidas. El país, tras décadas de acompañamiento, es un trampolín internacional de la estrategia de España contra las enfermedades olvidadas".
"La cooperación Española ofrece a la población local una salud de calidad y al conjunto del planeta la oportunidad de realizar investigaciones aplicadas en ámbitos como la malaria, el SIDA y la salud materno-infantil", apoyando la plataforma médica y científica del Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CISM), que abrió sus puertas con fondos nacionales en el año 1996, tal y como recoge el informe.
En el año 2008, cuando se alcanzó el mayor pico de ayuda al desarrollo, España destinó 79 millones de euros a Mozambique y, de ellos, 18 exclusivamente para apoyar programas de salud, ya fuera mediante las ONG españolas que trabajan allí en este ámbito, como apoyando al propio CISM o con transferencias directas al ministerio mozambiqueño de Sanidad. En 2011, el monto global se quedó en 41 millones, de los que 7 fueron para planes sanitarios.
Las consecuencias se han notado ya: el CISM, donde además de investigaciones técnicas en malaria, SIDA, tuberculosis, diarreas, dolencias bacterianas invasivas (como la neumonía) y salud materno-infantil, se imparte formación y atiende desde 2003 un hospital de 150 camas en el que nacen cada año 1.500 niños, ha visto reducirse su personal de más de 350 empleados a un equipo de 260. Sus actividades, en consecuencia, también han mermado.
UN CENTRO VITAL CON DINERO ESPAÑOL
"A todos los efectos, el CISM es una institución en manos mozambiqueñas, en muchos casos profesionales que se formaron y doctoraron en Barcelona y que después retornaron a trabajar en su país. Pero los ciudadanos españoles están detrás con una financiación que entre septiembre de 2012 y diciembre de 2014 alcanzará los 3 millones de euros", explica el informe.
Fanjul ha apuntado que las brigadas sanitarias que recorren la zona norte del país también se han reducido porque la partida de apoyo al ministerio de Sanidad de Mozambique se ha quedado en la mitad y son muchos los programas que han colgado el cartel de cierre porque las transferencia a ONG se han limitado a un millón de euros de los ocho que recibían.
El investigador recuerda que la inversión entre 2007 y 2011 situó a España en el top mundial de países donantes contra enfermedades olvidadas, un esfuerzo que además, se ha traducido en millones de vidas salvadas desde entonces porque la acción preventiva en materia de salud y, especialmente, la vacunación, es la "bala de plata" de la cooperación: inversión limitada, incalculables beneficios.
En este sentido, ha incidido en que cada euro invertido en programas como el del CSIM tiene un retorno de 1,71 euros para España en investigación y generación de conocimiento, por lo que desde esta perspectiva, la cooperación "es un buen negocio".
Asimismo, el impulso de la actividad donante mejora la imagen exterior del país --"no somos fuertes en otros ámbitos pero sí en trasladar solidaridad", ha señalado--, y puede permitir que países destinatarios de este esfuerzo solidario que inician la senda del crecimiento, como es el caso de Mozambique, acaben convirtiendose en "palanca" de los intereses estratégicos de España en otros ámbitos.
SI NO HAY FONDOS, NO HAY OPERATIVIDAD
Marta Arias ha planteado además que en el Plan Director de Cooperación Española hasta 2016 cuenta con "un planteamiento estratégico que tiene sentido" pero "con capacidades económicas tan mermadas no se puede hacer nada de nada". En este sentido, ha recordado que pese al compromiso de Mariano Rajoy ante Naciones Unidas el mes pasado, los presupuestos generales para 2014 contemplan una nueva reducción de la Ayuda Oficial: se destinarán 1.815 millones de euros, 234 menos que en 2013.
"La caída acumulada desde 2009 es del 62%, lo que convierte a la Cooperación Española en una de las partidas del gasto público más castigadas por las decisiones políticas derivadas del ajuste del déficit. Si tomamos como referencia el año 2012, España se mantendría en el penúltimo lugar de la lista de donantes de la OCDE en esfuerzo respecto a la RNB, solo por delante de Italia", añade el informe.
Fanjul ha apuntado que "nadie está pidiendo que se mantengan los niveles de 2008" en un momento en el que se están "recortando todos los servicios sociales básicos", pero que, al menos "teniendo en cuenta que este es un gasto muy pequeño en comparación con otros, las reducciones no sean tan grandes, porque están afectando directamente al nivel operativo".