MADRID 12 Ago. (EUROPA PRESS) -
El contexto en el que se usan las pantallas hasta los seis años de edad es clave ya que tiene un diferente impacto cognitivo y psicosocial dependiendo no solo del tiempo de uso, sino del contenido y de la forma en que se usan, según apunta una nueva investigación publicada en 'Jama Network'.
Los contextos de uso de pantallas analizados incluyeron contenido (dirigido al niño e inapropiado para la edad), tipo (visualización de programas y uso de juegos o aplicaciones), uso conjunto (o uso individual), televisión de fondo, uso de pantallas por parte del cuidador durante las rutinas del niño y propósito. Los resultados fueron cognitivos (funcionamiento ejecutivo, lenguaje y habilidades académicas) o psicosociales (internalización y externalización de problemas de conducta y competencia socioemocional).
Una mayor exposición a contenido inapropiado para la edad (es decir, violento, de acción o destinado a una audiencia madura) se asoció con peores resultados psicosociales, respaldando así los beneficios del contenido educativo y prosocial para mejorar la alfabetización 73 y la competencia socioemocional. Asimismo, ver más programas de televisión o películas se asocia con peores resultados cognitivos y psicosociales.
El uso compartido con otros (por ejemplo, padres y hermanos) se asoció con mejores resultados cognitivos. El hallazgo del ensayo clínico aleatorizado demostró mejores resultados de aprendizaje para los bebés cuando usaban el mismo dispositivo con otro bebé.
Por otro lado, el uso de pantallas por parte de los cuidadores durante las interacciones entre padres e hijos o las rutinas de los niños (p. ej., juegos y comidas) se asocia con peores resultados psicosociales, con una heterogeneidad moderada entre estudios.
Los hallazgos muestran tamaños de efecto pequeños a moderados que resaltan la necesidad de considerar los contextos de uso de pantallas al hacer recomendaciones para familias, médicos y educadores más allá de los límites de tiempo frente a las pantallas, incluido el fomento del uso intencional y productivo de las pantallas, contenido apropiado para la edad y el uso conjunto con los cuidadores.
Esta revisión sistemática y metaanálisis indica que en los niños menores de seis años, la visualización de programas y la exposición a la televisión de fondo dan lugar a peores resultados cognitivos, y la visualización de programas, el contenido inapropiado para la edad y el uso de pantallas por parte de los cuidadores durante las rutinas de los niños se asociaron con peores resultados psicosociales. El uso compartido se asocia positivamente con los resultados cognitivos.
Las investigaciones futuras deberían evaluar más a fondo los elementos dentro de esos contextos que pueden estar asociados con el desarrollo de los niños. La consideración de un amplio espectro de contextos y resultados del uso compartido de pantallas presenta nuevas oportunidades y objetivos viables para la intervención y los mensajes de salud pública.