MADRID, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres expuestas a altos niveles de partículas finas específicamente durante el embarazo, en concreto, en el tercer trimestre, podrían tener hasta dos veces más de riesgo de tener un niño con autismo que las que viven en áreas con poca materia particulada, según un nuevo estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH, por sus siglas en inglés), Estados Unidos. Cuanto mayor sea la exposición, mayor es el riesgo.
"Nuestros datos aportan un importante apoyo adicional para la hipótesis de que la exposición materna a la contaminación del aire contribuye al riesgo de trastornos del espectro autista", subraya el autor principal del estudio, Marc Weisskopf, profesor asociado de Epidemiología Ambiental y Ocupacional. "La especificidad de nuestros resultados para el periodo de embarazo y el tercer trimestre, en particular, descarta muchas otras explicaciones posibles para estos resultados", añade.
Estudios anteriores han sugerido que, además de la genética, la exposición a contaminantes ambientales en el aire, en particular durante el embarazo y la vida temprana, pueden afectar el riesgo de autismo. Esta investigación, cuyos resultados se publican en la edición digital de este jueves de 'Environmental Health Perspectives', se centró específicamente en el periodo de embarazo.
La población del estudio incluyó la descendencia de las participantes de los 50 estados del 'Nurses Health Study II', una cohorte de más de 116.000 enfermeras estadounidenses femeninas en 1989. Los investigadores recogieron datos sobre dónde vivían las participantes durante sus embarazos, así como información de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos y de otras fuentes sobre los niveles de material de contaminación atmosférica por partículas finas (PM2.5), partículas de 2,5 micrómetros de diámetro o más pequeño, en diversos lugares del país.
Los científicos identificaron a 245 niños que fueron diagnosticados con trastorno del espectro autista (TEA) y un grupo de control de 1.522 niños sin TEA durante el periodo de tiempo analizado. Los investigadores examinaron la asociación entre el autismo y la exposición a PM2.5 antes, durante y después del embarazo y calcularon la exposición a PM2.5 durante cada trimestre del embarazo.
La exposición a PM2.5 se asoció significativamente con autismo durante el embarazo, pero no antes o después, según los resultados del estudio. Durante el embarazo, el tercer trimestre se asoció significativamente con un mayor riesgo, mientras se halló poca relación entre la contaminación del aire por partículas de mayor tamaño (PM10-2.5) y el autismo.