MADRID, 14 Sep. (EUROPA PRESS) -
Los investigadores han identificado un nuevo mecanismo a través del cual partículas contaminantes muy pequeñas del aire pueden desencadenar el cáncer de pulmón en personas que nunca han fumado, lo que abre el camino a nuevos enfoques de prevención y desarrollo de terapias, según datos presentados en el Congreso ESMO 2022 por científicos del Instituto Francis Crick y el University College London, financiados por Cancer Research UK, en Reino Unido.
Las partículas, que suelen encontrarse en los tubos de escape de los vehículos y en el humo de los combustibles fósiles, se asocian con el riesgo de cáncer de pulmón de células no pequeñas (CPNM) y son responsables de más de 250.000 muertes por cáncer de pulmón al año en todo el mundo.
"Las mismas partículas en el aire que se derivan de la combustión de los combustibles fósiles, exacerbando el cambio climático, están impactando directamente en la salud humana a través de un importante y previamente ignorado mecanismo causante de cáncer en las células pulmonares --señala Charles Swanton, jefe clínico del Instituto Francis Crick y del Cancer Research UK--. El riesgo de cáncer de pulmón derivado de la contaminación atmosférica es menor que el derivado del tabaquismo, pero no tenemos control sobre lo que respiramos".
"En todo el mundo, hay más personas expuestas a niveles inseguros de contaminación atmosférica que a las sustancias químicas tóxicas del humo de los cigarrillos, y estos nuevos datos vinculan la importancia de abordar la salud del clima con la mejora de la salud humana", añade.
Los nuevos hallazgos se basan en la investigación en humanos y en laboratorio sobre las mutaciones en un gen llamado EGFR que se observan en aproximadamente la mitad de las personas con cáncer de pulmón que nunca han fumado.
En un estudio realizado con casi medio millón de personas residentes en Inglaterra, Corea del Sur y Taiwán, la exposición a concentraciones crecientes de partículas en suspensión (PM) de 2,5 micrómetros (*m) de diámetro se relacionó con un mayor riesgo de CPNM con mutaciones del EGFR.
En los estudios de laboratorio, los científicos del Instituto Francis Crick demostraron que las mismas partículas contaminantes (PM2,5) promovían cambios rápidos en las células de las vías respiratorias que presentaban mutaciones en el EGFR y en otro gen relacionado con el cáncer de pulmón llamado KRAS, conduciéndolas hacia un estado similar al de las células madre cancerosas.
También descubrieron que la contaminación atmosférica impulsa la afluencia de macrófagos que liberan el mediador inflamatorio interleucina-1beta, impulsando la expansión de las células con las mutaciones del EGFR en respuesta a la exposición a las PM2,5, y que el bloqueo de la interleucina-1beta inhibía el inicio del cáncer de pulmón.
Estos resultados concuerdan con los datos de un gran ensayo clínico anterior que mostraba una reducción dependiente de la dosis en la incidencia del cáncer de pulmón cuando las personas eran tratadas con el anticuerpo anti-IL1beta, canakinumab.
En una última serie de experimentos, el equipo de Francis Crick utilizó perfiles mutacionales de última generación en pequeñas muestras de tejido pulmonar normal y halló mutaciones conductoras de EGFR y KRAS en el 18% y el 33% de las muestras pulmonares normales, respectivamente.
"Descubrimos que las mutaciones impulsoras de los genes EGFR y KRAS, que suelen aparecer en los cánceres de pulmón, están presentes en el tejido pulmonar normal y son una consecuencia probable del envejecimiento --explica--. En nuestra investigación, estas mutaciones por sí solas sólo potenciaron débilmente el cáncer en modelos de laboratorio".
"Sin embargo --continúa Swanton--, cuando las células pulmonares con estas mutaciones se expusieron a contaminantes atmosféricos, observamos más cánceres y éstos se produjeron más rápidamente que cuando las células pulmonares con estas mutaciones no se expusieron a los contaminantes, lo que sugiere que la contaminación atmosférica favorece el inicio del cáncer de pulmón en las células que albergan mutaciones de genes impulsores. El siguiente paso es descubrir por qué algunas células pulmonares con mutaciones se vuelven cancerosas cuando se exponen a los contaminantes y otras no", adelanta.
Tony Mok, de la Universidad China de Hong Kong, que no participó en el estudio, reconoce que "esta investigación es intrigante y emocionante, ya que significa que podemos preguntarnos si, en el futuro, será posible utilizar las exploraciones pulmonares para buscar lesiones precancerosas en los pulmones e intentar revertirlas con medicamentos como los inhibidores de la interleucina-1beta".
"Todavía no sabemos si será posible utilizar perfiles de EGFR de alta sensibilidad en la sangre u otras muestras para encontrar a los no fumadores con predisposición al cáncer de pulmón y que puedan beneficiarse del escaneo pulmonar, así que las discusiones son todavía muy especulativas", reconoce.
Al igual que Swanton, subraya la importancia de reducir la contaminación atmosférica para disminuir el riesgo de enfermedades pulmonares, incluido el cáncer. "Hace tiempo que conocemos la relación entre la contaminación y el cáncer de pulmón, y ahora tenemos una posible explicación. Dado que el consumo de combustibles fósiles va de la mano de la contaminación y las emisiones de carbono, tenemos un fuerte mandato para abordar estas cuestiones, tanto por razones medioambientales como sanitarias", concluye Mok.