¿Es contagiosa la pereza y la impaciencia?

Pereza, ejercicio, hombre
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Actualizado: viernes, 31 marzo 2017 10:48

   MADRID, 31 Mar. (EUROPA PRESS) -

   La pereza, prudencia o la impaciencia pueden ser imitadas de forma inconsciente, según ha demostrado un trabajo realizado por expertos del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de París (Francia) y publicado en la revista 'PLOS Computational Biology'.

   Para la realización del trabajo, se contó con 56 voluntarios a los que se les pidió que tomaran una serie de decisiones que incluían asumir algún tipo de riesgo, retrasos o esfuerzos, antes y después de observar las decisiones de participantes ficticios, los cuales se crearon en base a algoritmos de inteligencia artificial en los que los rasgos de prudencia, paciencia y pereza habían sido calibrados previamente.

   No obstante, no se informó a los participantes reales de que los otros eran ficticios. En este sentido, los investigadores observaron que los voluntarios tendían a imitar, de forma inconsciente, los comportamientos que veían reflejados en los participantes virtuales.

   En concreto, detectaron que había dos tipos de tendencias cognitivas. La primera estaba ligada a una especie de 'falso consenso', es decir, los participantes tendían a creer, de forma errónea, que las actitudes de los otros sujetos coincidían con las suyas.

COMPORTAMIENTOS OCULTOS

   Asimismo, la segunda estaba asociada a que la actitud de la gente ante determinadas decisiones cambia para ser similar a las del entorno que les rodea. Este sesgo se ve influenciado por el 'falso consenso' mencionado anteriormente.

   Ahora bien, los participantes no parecían ser conscientes de estar influenciados por este tipo de tendencias. "Trabajamos para entender tanto la cognición humana como la animal. En concreto, demostramos que la información formal y las teorías de la decisión aportan ideas de un valor incalculable respecto a la naturaleza y la relación de los sesgos en la cognición social", han explicado los investigadores.

   Finalmente, las simulaciones matemáticas han demostrado también que ambos sesgos y la relación existente entre ellos son parte de un mecanismo único diseñado para aprender de los comportamientos ocultos de otras personas.

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