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MADRID, 31 Jul. (EUROPA PRESS) -
El consumo de frutas y verduras ricas en fibra favorece la prevención del cáncer de próstata pero, si además éstas poseen licopeno, su acción en este sentido es aún mayor. Y es que, el licopeno es un pigmento vegetal que pertenece a la familia de los carotenoides, rico en propiedades antioxidantes, que es el encargado de dotar de color rojo a frutas y hortalizas tales como la sandía, las fresas, las cerezas o los pimientos rojos.
En este sentido, el Círculo de Braquiterapia Prostática ha recomendado a los hombres consumir de manera habitual tomates ya que es el alimentos que más cantidad de licopeno contiene.
En concreto, esta sustancia es soluble en grasas, por lo que si se consume con un poco de aceite de oliva, el organismo lo asimila mejor. De este modo, el gazpacho, el salmorejo, las ensaladas o el salpicón de marisco, en el que se combinan tomate y pimiento rojo, son idóneos para proteger la próstata de la aparición de un posible tumor.
Asimismo, el calor favorece también que el licopeno sea absorbido por el cuerpo humano, por lo que una buena forma de consumirlo es mediante el tomate cocinado. Así, se dispone de una gran variedad de salsas con las que aportar licopeno a las pastas, carnes y pescados.
Los beneficios del licopeno se basan en su capacidad de proteger a las células del estrés oxidativo que provocan los radicales libres, principales responsables de la aparición de tumores, enfermedades cardiovasculares y del envejecimiento. Además, tiene la capacidad de producir la regresión de ciertas lesiones cancerosas.
IMPORTANCIA DE LAS REVISIONES PERIÓDICAS
Por otra parte, los expertos recuerdan que al margen de que se incluyan en la dieta alimentos que favorezcan a la protección contra el cáncer de próstata es "de vital importancia" que los hombres se sometan a revisiones periódicas para comprobar la presencia de esta enfermedad.
Por ello, los hombres de más de 50 años --45 si existen antecedentes familiares-- deben ir al urólogo al menos una vez al año para someterse a unas sencillas pruebas que determinen la salud de la glándula. Con una detección a tiempo, las probabilidades de curación aumentan en un 90 por ciento.
Además, cuando se detecta a tiempo, es posible aplicar tratamientos poco invasivos para el paciente y con efectos secundarios mínimos, tales como la braquiterapia prostática. Este procedimiento consiste en la implantación de pequeñas semillas radiactivas en el interior de la próstata mediante unas finas agujas inyectadas a través del perineo. Es un proceso ambulatorio que no precisa de ingreso hospitalario, por lo que el paciente puede retomar su rutina habitual a los pocos días.