MADRID, 29 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un consumo excesivo de alcohol puede desencadenar un cambio genético de larga duración, lo que puede resultar en un ansia aún mayor por el alcohol, según ha concluido una investigación de científicos de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos).
"Descubrimos que las personas que beben mucho pueden estar cambiando su ADN de una manera que les hace desear más alcohol. Este hallazgo puede ayudar a explicar por qué el alcoholismo es una adicción tan poderosa, y en el futuro podría contribuir a nuevas formas de tratar el alcoholismo o ayudar a prevenir que las personas en riesgo se vuelvan adictas", explica el autor principal, Dipak K. Sarkar.
En 2016, más de 3 millones de personas murieron por el uso nocivo del alcohol, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto representa el 5 por ciento de todas las muertes a nivel mundial. Más de las tres cuartas partes de las muertes causadas por el alcohol se produjeron entre los hombres. El uso nocivo del alcohol también causó el 5,1 por ciento del coste sanitario mundial de enfermedades y lesiones.
En su estudio, publicado en la revista 'Alcoholism: Clinical & Experimental Research', los científicos de la Universidad de Rutgers y la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale se centraron en dos genes implicados en el control de la conducta de consumo: PER2, que influye en el reloj biológico del cuerpo; y POMC, que regula el sistema de respuesta al estrés.
Al comparar grupos de bebedores moderados y aquellos que beben en exceso, los investigadores encontraron que los dos genes habían cambiado en los que bebían demasiado a través de un proceso de modificación del gen influenciado por el alcohol llamado metilación. Los bebedores compulsivos también mostraron reducciones en la expresión génica, o la velocidad a la que estos genes crean proteínas. Estos cambios aumentaron con una mayor ingesta de alcohol.
Además, en un experimento, los bebedores vieron imágenes relacionadas con el estrés, neutrales o relacionadas con el alcohol. También se les mostraron recipientes de cerveza y posteriormente probaron cerveza, y se evaluó su motivación para beber. El resultado: los cambios provocados por el alcohol en los genes de atracones y bebedores de alcohol se asociaron con un mayor deseo por el alcohol.