MADRID, 19 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un patrón de consumo excesivo de alcohol incrementa los niveles de los biomarcadores en sangre, lo que indica un daño del tejido cardíaco, de acuerdo con una reciente investigación de la Universidad de Tromso (Noruega), publicada en el Journal of the American Heart Association, y cuyo objetivo es ampliar los escasos estudios sobre cómo el consumo de alcohol puede tener efectos negativos para la salud cardiovascular.
Estudios previos han mostrado que el alcohol puede incrementar los riesgos de cardiopatías y de fallo cardíaco, provocar una alta presión en sangre, ataques al corazón, arritmias, infartos y muerte. No obstante, según sostienen estos investigadores, una persona puede tener el corazón dañado "antes de que los síntomas aparezcan", lo que se denomina "enfermedad subclínica".
"Midiendo los niveles de ciertas moléculas en sangre, hemos sido capaces de encontrar que quien bebe mucho tiene mucha más probabilidad de tener un daño cardíaco subclínico que las personas que ingieren menos alcohol", ha expresado la autora principal del estudio, lena Iakunchykova.
Para llevarlo a cabo, los investigadores definieron los patrones de consumo de alcohol como fuertes o dañinos. Así, estos patrones fueron: tomar seis o más bebidas en una sola ocasión, la frecuecnia con la que la persona se siente con resaca o borracho, si se necesita una bebida por la mañana al despertar, si se han experimentado efectos adversos en la vida personal por motivos de alcohol, y tener un miembro de la familia que es consciente del nivel de consumo de alcohol de esta persona. Cualquiera de estos signos eran indicaciones de un nivel de consumo de alcohol que está dañando la salud cardiovascular.
Para determinar los efectos de la variación de los niveles de esta sustancia sobre el corazón, los investigadores examinaron muestras de sangre de 2.525 adultos, con edades comprendidas entre los 35 y los 69 años, del año 2015 al 2018.
2.479 de los participantes eran población general de Arkhangelsk, una ciudad al noroeste de Rusia, mientras otros 278 eran pacientes diagnosticados de alcoholismo que estaban siendo tratados en el hospital psiquiátrico de dicha ciudad.
El equipo científico categorizó estos adultos basándose en los hábitos de consumo de alcohol de los que ellos mismos habían informado e incluyeron a aquellos que no bebían alcohol, a los que consumían alcohol pero no habían experimentado los signos de un consumo de alcohol excesivo, y bebedores excesivos que ya conocían los criterios y los daños de un exceso de alcohol.
ESTUDIO BASADO EN TRES BIOMARCADORES
Las muestras en sangre incluían tres importantes medidas o biomarcadores de la salud cardiovascular. En primer lugar, la alta sensibilidad a la troponina T, un marcador del daño cardíaco; en segundo lugar, la péptida nautriurética de tipo B, un indicador de la extensión de las paredes cardíacas, y, por último, la alta sensibilidad a la proteína C-reactiva, que mide la inflamación.
Los investigadores encontraron, finalmente, que la muestra de los pacientes del hospital, que tenían el patrón de consumo de alcohol más extremo, tenían los niveles más altos en los tres biomarcadores, en comparación con los bebedores sin problemas de la población general.
También observaron que los biomarcadores para el daño cardíaco de los pacientes del hospital era un 10,3 por ciento más alto; la dilatación de las paredes era un 46,7 por ciento más alta, y la inflamación, igualmente, un 69,2 por ciento más elevada, en comparación con otros consumidores de alcohol menos habituales.
Por último, notificaron que en la muestra de población general, los biomarcadores en sangre para la dilatación de las paredes era un 31, 5 por ciento más alta entre los consumidores de bebidas alcohólicas con patrones dañinos, en comparación con los bebedores que no tenían problemas.
"Nuestros resultados sugieren que las personas que beben de manera compulsiva están motivando unos niveles más altos de inflamación en sus cuerpos que se relacionan con un empeoramiento de la salud, incluyendo la enfermedad cardiovascular", ha expresado la autora.
"El estudio va más allá de lo que ya se sabe sobre lo dañino que es el consumo de alcohol", ha añadido. En este sentido, ha explicado que, en este momento, están estudiando imágenes con ultrasonidos del corazón mientras late para identificar "de forma más precisa" los tipos de daño cardíaco asociado al consumo de alcohol excesivo.
Dado que la investigación se ha centrado en una ciudad rusa y la población objeto de estudio es en su mayoría de los países del Este de Europa, los resultados del mismo podrían no ser generalizables a otras poblaciones. Por ello, la científica reivindica una mayor actividad investigadora en esta materia para mostrar cómo el alto consumo de alcohol impacta en la salud cardiovascular, y el papel que tiene la inflamación del cuerpo en el desarrollo de la enfermedad cardíaca.