MADRID, 30 Jul. (EUROPA PRESS) -
Con la llegada del calor, se suele buscar un calzado que aporte ligereza, frescura y comodidad; sin embargo, en iQtra Medicina Avanzada apuntan que cada temporada observan un repunte de consultas por molestias y lesiones directamente relacionadas con una mala elección del calzado durante el verano.
"El mal diseño, la elección inadecuada o el uso prolongado de cierto tipo de calzado son causas frecuentes de sobrecarga articular y dolor en los pies. Muchos pacientes acuden por dolencias que podrían haberse evitado simplemente prestando más atención a lo que calzan", explica el director médico de iQtra, Ángel Villamor.
Así, el especialista insiste que el calzado veraniego debe ser transpirable y cómodo, pero también funcional y respetuoso con la anatomía del pie. "Cuando suben las temperaturas, nuestros pies actúan como radiadores. Se produce una vasodilatación en la zona para facilitar el enfriamiento del cuerpo mediante la evaporación del sudor. De ahí la hinchazón típica del verano. Por eso, es esencial elegir un calzado que acompañe este proceso fisiológico y no lo entorpezca".
En este sentido, el doctor Villamor lanza cuatro consejos para elegir el calzado perfecto para verano.
Las chanclas, solo para trayectos muy cortos: las clásicas chanclas abiertas requieren un esfuerzo no natural del pie. "Con cada paso, los dedos se ven obligados a hacer un gesto forzado hacia arriba para sujetar la suela. Esto genera una sobrecarga en músculos que no están preparados para esa función", detalla Villamor. Así, recomienda utilizar chanclas solo en distancias cortas y, si es posible, que cuenten con sujeción en el talón o el tobillo.
Nada de calzado completamente plano: aunque resulte común, el calzado sin tacón ni soporte no es una buena opción. "Nuestra anatomía agradece un apoyo elevado en el arco plantar. El calzado plano no lo ofrece, lo que puede derivar en molestias. Lo ideal es que tenga una suela con el arco levantado o, al menos, un tacón de tres centímetros que permita apoyar correctamente esa zona del pie", señala.
Espacio suficiente para los dedos: "los juanetes y otras deformidades en los dedos se ven favorecidos por zapatos en punta o demasiado estrechos. El pie necesita libertad de movimiento", advierte. En caso de molestias persistentes, recomienda realizar un estudio biomecánico de la marcha y valorar el uso de plantillas personalizadas.
Firmeza en el enfranque: "el enfranque es la parte central del calzado, entre el talón y el antepié. Si es demasiado blando, el zapato pierde ergonomía y puede generar sobrecargas, especialmente en las articulaciones del antepié", apunta el doctor. Este detalle suele estar bien resuelto en el calzado deportivo, pero conviene tenerlo en cuenta en cualquier tipo de zapato, incluidas sandalias y alpargatas.
Finalmente, el experto concluye que cualquier dolor o molestia al caminar es una señal que no se debe ignorar. "Elegir bien el calzado no es solo una cuestión de comodidad, sino una forma sencilla y efectiva de prevenir problemas articulares y musculares que pueden afectar a nuestra calidad de vida".