Consejos para controlar la ira

Enfadarse, irá, enfado
Enfadarse, irá, enfado - GETTY IMAGES / JB-YAPR - Archivo
Publicado: lunes, 28 octubre 2019 8:16

    MADRID, 28 Oct. (EDIZIONES) -

   Cualquier persona puede sentir ira, una emoción que se caracteriza por un sentimiento de enfado o enojo, en su vida cotidiana. La intensidad, la frecuencia y la duración de esta emoción son lo que determina si resulta incapacitante y entorpece el día a día de la persona en cuestión.

   Así lo defiende la especialista europea en Psicología Cristina Mae Wood, que comenta en una entrevista con Infosalus que si se sabe manejar la ira y la intensidad, la frecuencia y la duración no son muy altas, sentirla "no tiene por qué ser malo, no tiene por qué incapacitar a una persona".

   Ahora bien "si la frecuencia, la intensidad y la duración de esa emoción primaria te entorpece, te bloquea, no te deja dormir o te genera problemas en tus relaciones personales, al final no es adaptativo", matiza la también miembro del Centro de Psicología Área Humana, que también recuerda que "es bueno enfadarse", aunque "hay que saber cómo y qué hacer para que se pase antes".

Wood distingue que la ira tiene dos caminos de manifestación: externa o interna. Así, aunque "no se puede generalizar", los hombres "suelen manifestarla más de forma externa, mediante un portazo, un grito, un puñetazo en la mesa, más físico", indica la experta. Por su parte, las mujeres tienden a manifestarla internamente en forma de "pensamientos, esa rumiación constante de 'le tendría que haber dicho', 'ahora va a pensar...'", ejemplifica la especialista en Psicología.

   En este contexto, saber controlar la ira se torna fundamental. Y se puede hacer. Aunque Wood reconoce que puede nacerse con una predisposición a la ira igual que alguien puede nacer egoísta o generoso, "eso no quiere decir que no se pueda trabajar".

   "De la misma manera que se puede aprender a reducir la ansiedad, también se puede aprender a reducir esa expresión de enfado con un tratamiento cognitivo conductual, que es el que aplican los psicólogos científicos, un tratamiento basado en la evidencia científica", incide la miembro del Centro de Psicología Área Humana.

   Wood aconseja que lo primero que hay que hacer es "entender por qué sentimos esa rabia, ese enfado, esa ira, esa agresividad". Las fuentes de la ira pueden ser múltiples, a juicio de la experta, que destaca que algo o alguien bloquee el camino hacia la consecución de una meta, la obtención de una necesidad, que alguien trate a la persona en cuestión de manera injusta o que se quieran aprovechar de él, por ejemplo. "Estas personas que tienen estos problemas de control de la ira tienen que darse cuenta de cuáles son sus sesgos a la hora de interpretar la situación", apunta Wood.

   Por otro lado, si la ira viene motivada por algo que ha hecho otro, la empatía juega un papel relevante. La experta ejemplifica sus palabras con el caso de alguien que, con el coche, se cruza por el carril de otro y le hace pegar un frenazo. Si se interpreta que "lo ha hecho a propósito, que no es cívico, que me podría haber matado, voy a sentir mucha ira", asegura Wood.

   Sin embargo, "con esfuerzo" y "entrenamiento" se puede pensar de forma más positiva, como que "a lo mejor esa persona ha recibido una llamada urgente o no lo ha hecho a propósito", continúa la experta. "Hay que hacer un cambio en la interpretación de las situaciones, porque todo se puede interpretar de muchas maneras", recuerda Wood.

AIREARSE... HACIENDO EJERCICIO

   Por otra parte, Wood señala al ejercicio físico como buena manera de controlar la ira. "Cuando hacemos un ejercicio aeróbico, como 20 o 30 minutos caminando rápido, se produce oxitocina, una hormona que lo que hace es bloquear el mecanismo de la ira", explica la experta.

   Por lo tanto, tener una discusión y salir a hacer un ejercicio de estas características puede resultar muy beneficioso en este contexto. "Una persona que tiene esta dificultad a la hora de manejar la ira es importante que sepa lo importante que es el deporte", añade Wood.

   La miembro del Centro de Psicología Área Humana también recomienda respirar hondo e intentar relajarse. "Pensar bien, respirar hondo y contar hasta diez", precisa la experta, que comenta que cuando "te muerdes la lengua y te obligas a respirar y a contar hasta diez en tu cabeza te da tiempo a oír la barbaridad que ibas a decir y a modificarlo: decirlo a lo mejor de manera más suave, con más educación y respeto hacia el otro".

   Aunque las personas deben conocer sus derechos asertivos, como poder lo que sienten o decir 'no', según Wood, a lo que no tienen derecho es "a perder el respeto al otro". "Si uno pierde las formas, ha perdido la razón. Si la tienes, explícala; si te sientes muy nervioso como para decirlo, vete a dar una vuelta y luego retomas la conversación. Hay que mantener la calma, comunicarse de forma asertiva, con respeto y educación siempre", aconseja la especialista en Psicología.