MADRID, 24 Mar. (EUROPA PRESS) -
La psicóloga María Consuelo Vilasánchez, miembro de Doctoralia, ha recomendado modificar los horarios de las comidas poco a poco y los horarios de sueño ante el próximo cambio horario, que tendrá lugar la noche del 26 al 27 de marzo, cuando a las 2.00 horas de la madrugada serán las 3.00 horas.
Este adelanto de la hora puede provocar algunos desajustes en nuestro organismo, como la alteración de nuestras rutinas de sueño, o la aparición de fatiga. "El cambio de hora afecta más a nuestra salud de lo que nos parece, ya que debemos adaptarnos a un nuevo horario y, por lo tanto, nuestro ritmo biológico tiene que ajustarse nuevamente", ha asegurado la experta.
Al respecto, ha desvelado que los primeros días es normal que la adaptación cueste y aparezca la somnoliencia. "Además eso puede llevar a que estemos irritables y cansados, o de mal humor, inquietos, y con ansiedad", ha añadido.
Por ello, ha ofrecido una serie de consejos para sobrellevar mejor el cambio horario, como realizar actividades más relajantes, como la meditación o yoga. "Durante la semana previa al cambio de hora, podemos empezar a adelantar las comidas: Primero, un cuarto de hora antes, luego media hora y finalmente, tres cuartos, con la finalidad de llegar más adaptados. Esto es especialmente importante en bebés y personas mayores, que son a quienes más les cuesta el cambio", ha asegurado Vilasánchez.
Asimismo, con el cambio de horario, la experta insiste en acostarse un poco antes de lo normal los días previos para "tener sueño por la noche" y eludir las siestas y las bebidas estimulantes dos horas antes de ir a dormir. También aconseja la práctica deportiva y evitar la utilización de dispositivos tecnológicos.
"Para nuestra salud, el horario de invierno es más saludable que el de verano, ya que en ese horario están más sincronizados la salida de la luz solar y el inicio de nuestra jornada de trabajo. Por lo tanto, nuestro ritmo biológico se adapta mejor y el ciclo de sueño-vigilia es más natural que en verano". Y añade: "En el verano, entre que amanece y nos levantamos aún puede pasar bastante tiempo, por lo que el organismo se ajusta menos a este horario. Además, dormimos menos, lo que puede afectar a nuestra concentración y rendimiento diario", ha concluido.