MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
Conocer el historial de peso a los 20 y 40 años de los adultos mayores podría proporcionar información a los médicos para predecir el riesgo futuro de insuficiencia cardíaca o infartos, según han concluido investigadores de la Johns Hopkins Medicine (Estados Unidos) en un análisis de registros médicos de más de 6.000 personas.
En un informe publicado en la revista 'Journal of the American Heart Association', editado la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés), los investigadores demuestran que preguntar qué peso tenía una paciente de joven y durante los últimos años es una cuestión "de alto valor" que ayuda a los médicos a decidir cómo aconsejar y tratar a sus pacientes mayores.
"Sabemos que cuanto más tiempo una persona es obesa, más problemática se vuelve al aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca. Es por eso que medir el peso de una persona en edades avanzadas puede no contar toda la historia sobre su riesgo. Ahora hay más evidencia de que las personas recién obesas corren menos peligro. Nuestros hallazgos enfatizan la importancia de mantener un peso saludable durante toda la vida, ya que el peso acumulado de la edad adulta joven es más peligroso para la salud del corazón", señala una de las investigadoras del estudio, Erin Michos.
En su estudio, los investigadores utilizaron datos ya reunidos de 6.437 participantes en el Estudio Multiétnico de Aterosclerosis (MESA, por sus siglas en inglés) reclutados entre 2000 y 2002 que tenían entre 45 y 84 años de edad al momento de la inscripción en el estudio. Los participantes fueron seguidos un promedio de 13 años, y vivían en seis zonas de Estados Unidos: Baltimore, Maryland; Chicago, Illinois; Condado de Forsyth, Carolina del Norte; Nueva York; Condado de Los Angeles, California; y San Pablo, Minnesota.
En promedio, tenían 62 años al inicio del estudio. Casi el 53 por ciento de los participantes eran mujeres. Alrededor del 39 por ciento de los participantes eran blancos, más del 26 por ciento eran afroamericanos, el 22 por ciento eran hispanos y un poco más del 12 por ciento eran chinos de origen estadounidense.
Cada participante completó una encuesta en la que informaron sobre su historial de peso a los 20 y 40 años. Sus pesos se siguieron durante el período de estudio mediante mediciones de una escala estandarizada en cinco visitas al médico diferentes. Todos los pesos se convirtieron en índices de masa corporal (IMC) dividiendo el peso por el cuadrado de la altura. Un IMC de menos de 25 kilogramos por metro cuadrado se consideró normal, mientras que un IMC entre 25 y 30 se consideró sobrepeso, y de 30 o más obeso.
Al final de la última visita de todos los participantes, 290 personas habían sufrido insuficiencia cardíaca y 828 eventos de enfermedades cardiovasculares, como ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y muerte, según lo determinaron las entrevistas de los participantes y familiares y los registros médicos de los pacientes.
Los pesos medidos estándar tomados en las visitas clínicas durante el período de estudio de 13 años se asociaron con un riesgo posterior de insuficiencia cardíaca, con un 34 por ciento más de probabilidad de insuficiencia cardíaca por cada 5 kilogramos por metro cuadrado de aumento del IMC, después de teniendo en cuenta otros factores de riesgo de enfermedad cardíaca establecidos como la edad, el tabaquismo, la actividad física, la presión arterial y la diabetes.
Además, descubrieron que, incluso después de tomar en cuenta estos pesos medidos actuales en edades más avanzadas, tener un historial autoinformado de obesidad a los 20 años (144 participantes) se asoció con un riesgo de insuficiencia cardíaca más de tres veces mayor, y tener un el historial de obesidad a los 40 años (716 participantes) duplicó el riesgo en comparación con las personas que tenían un IMC en el rango normal en esas edades.
"Nuestro estudio confirma que mantener un peso normal a lo largo de la vida es lo más ideal, y que cuándo y por cuánto tiempo una persona se vuelve obesa es altamente informativo para evaluar el riesgo de enfermedad cardiaca en adultos mayores", concluye Michos.