MADRID, 11 Ago. (EDIZIONES) -
No todos los calzados son igual de buenos para la salud de tus pies, llegando a perjudicarla en algunos casos. Los hay de peor y de mejor calidad. Más bonitos o más feos. Y de una forma u otra. ¿Cuáles son los peores para tus pies?
En una entrevista con Infosalus nos lo explica el podólogo Rafael Navarro, que es el presidente del Colegio de Podólogos de Aragón, aparte de ser el secretario general del Consejo Profesional de Colegios de Podólogos de España.
En un primer lugar cita a las zapatillas de estar por casa, y más en la época de verano, que suelen estar abiertas por la zona del talón, por lo que el pie no va completamente sujeto. "Esto causa mucha inestabilidad, que el pie esté sujeto salvo por la zona de detrás, un formato que puede causar patología cuando la gente tiene pie plano, por ejemplo", según advierte el especialista.
A su vez, el llevar el talón al aire dice que puede perjudicar al pie en el sentido de que se reseca la zona, la piel del talón, y se convierte, por tanto, "en una piel enferma". "Una grieta puede ser una vía de entrada de contagio de virus, bacterias y hongos por ejemplo", avisa el podólogo.
Igualmente, Navarro llama la atención sobre si hay un abuso excesivo de sandalias, tipo chanclas, también inestables, y que igualmente pueden causarnos patologías en los pies, desde un esguince de tobillo, hasta un excesivo cansancio, al mismo tiempo que también se nos secan con ellas mucho los pies.
"Todo lo que sea sacar el pie fuera del zapato conlleva sequedad. Nuestra piel es un 70% agua y cuando la sacamos al aire se seca. Cuando sacamos el pan al aire se seca, a nuestra piel le pasa lo mismo. La gente piensa que no es por echarse crema, aunque vaya bien, pero el principal motivo es por la exposición al aire, que es cuando sacamos ese pie al aire se seca, y más en verano", advierte el presidente del Colegio de Podólogos de Aragón.
A su juicio, otro mal hábito con respecto a nuestro calzado es llevar una sandalia o bailarina muy plana: "Si pasamos ahora de invierno a verano y de llevar tacón o cuña a algo muy plano, esto puede ser causa de patología porque al aplanarlo se tensa mucho la zona del tendón de Aquiles, así como del gemelo y de la fascia plantar. Cuando llevamos tacón el gemelo, el tríceps, se acorta, y al pasar a plano se estira, de forma que se genera patología tanto a nivel de fascia pero también de tendón de Aquiles o de gemelo".
En cuanto al zapato de tacón, el secretario general del Consejo Profesional de Colegios de Podólogos de España distingue por edades y por personas. "Hay señoras de 80 años que llevan tacones y no les ha pasado nunca nada, mientras que otras con 25 tienen problemas al llevarlos", según reconoce.
¿A qué se debe esto? Según confirma, todo depende de nuestro pie, del tipo de pie que sea, ya que por ejemplo si hay pie plano, habrá más inestabilidad y probabilidad de esguince.
EL PROBLEMA DE LOS TACONES
Aquí Navarro quiere aclarar el concepto tan extendido de que por usar tacones se desarrollan juanetes: "El tacón no es la causa principal de que se desarrolle un juanete. La causa principal de los mismos es la laxitud aumentada que se da mucho en la mujer. Cuando un pie es muy laxo se aplana, entonces es más importante en la aparición de juanetes esto que el hecho de llevar tacones o no. Se hace mucho hincapié en que son causa de juanetes pero es un punto más".
En este contexto, el podólogo remarca también que el tacón da inestabilidad, y la forma de ese zapato de tacón puede provocar que los dedos se aprieten más entre ellos pero no tiene por qué ser tan patológico, según valora. De hecho, destaca que es recomendable llevar cuña de 2-3 centímetros siempre, y es mejor que ir plano.
Por otro lado, el presidente del Colegio de Podólogos de Aragón subraya que es malo usar siempre el mismo calzado y conviene cambiarlo de vez en cuando, y más ahora que viene el calor, una época en la que las pieles se humedecen y cuanta más humedad haya más se favorece la aparición de enfermedades como los hongos, o una sudoración excesiva que hace que la piel se estropee y quede más blanca y blanda, dando opción a que se claven las uñas del dedo gordo del pie.
"Eso suele sucederles a los adolescentes. Por lo que recomendamos el llevar una zapatilla más transpirable, rotar de zapatos y sobre todo, dentro de las de deporte, evitar al máximo las de polipiel, donde no transpira el pie", subraya Navarro
Ve conveniente también fijarse en el precio de los zapatos, ya que hay señoras "que llevan muy mal calzado, proveniente de China, y hecho a partir de materiales muy malos". "Aunque un zapato parezca caro hay mucha calidad en los materiales, en los tintes, en las suelas, en los materiales. Una suela buena de goma cuesta dinero, una buena aportará estabilidad, y esta parte es fundamental en los mayores", sentencia el secretario general del Consejo Profesional de Colegios de Podólogos de España.
"Por tanto, los peores zapatos para nuestros pies son los planos, las sandalias sin sujetar, la chancla, el tacón excesivo de más de 4 centímetros, y aquellos fabricados a partir de malos materiales. Cuando es muy barato es por algo, porque la fabricación es muy mala. En personas con el pie deformado no hay que llevar zapato que sea rígido, fuerte, sino que se adecúe a su pie. El zapato debe adaptarse al pie", sentencia el podólogo.
En cambio, defiende que el mejor calzado para nuestros pies es aquel que cuenta con una suela antideslizante compuesta de buenos materiales, que amortigüe, que sea un zapato estable, donde el contrafuerte no se deforme. "Cuanto más fuerte es el zapato, mayor estabilidad nos va a dar, nos vamos a cansar menos. Es necesario un poco de tacón para evitar ir planos. Mejor con cordones y atado, que llevarlo inestable", agrega.