MADRID, 26 Jul. (EUROPA PRESS) -
Incluso accidentes menores, como caerse de una bicicleta con el casco puesto, tener un accidente en el coche o resbalarse en la ducha y golpearse la cabeza, pueden provacar la pérdida temporal del sentido del olfato y también desarrollar problemas afectivos, como ansiedad y depresión, según un nuevo estudio publicado en la revista 'Brain Injury'.
En su trabajo, neuropsicólogos de la Université de Montréal (Canadá) compararon a 20 pacientes hospitalizados que sufrieron conmociones cerebrales leves con 22 que se habían fracturado las extremidades pero no tenían conmoción cerebral. Dentro de las 24 horas de su accidente, poco más de la mitad de los que sufrieron conmociones cerebrales leves tenían un sentido del olfato reducido, frente a solo 5 por cada uno de los pacientes con huesos rotos. Un año después, aunque su sentido del olfato había vuelto a la normalidad, el primer grupo de pacientes tenía significativamente más ansiedad que el grupo de control.
"Mucha gente sufrirá una conmoción cerebral leve en algún momento de su vida, así que darse cuenta de que tienen problemas para oler es el primer paso para contárselo a su médico. Es importante que los pacientes reporten cualquier pérdida de olfato, porque no es algo que un médico de cabecera o de urgencias normalmente pregunta", explica la autora principal del trabajo, Fanny Lecuyer Giguère.
Para comprobar su capacidad de identificar los olores, la investigadora visitó a los pacientes del hospital en la estación de esquí alpino de Visp (Suiza) entre diciembre de 2016 y febrero de 2017. Casi todos los que sufrieron conmociones cerebrales leves había tenido un accidente de esquí. Todos fueron vistos dentro de las primeras 24 horas después de su accidente, al igual que aquellos con fracturas pero sin conmoción cerebral. Con rotuladores perfumados, se les pidió que identificaran olores sintéticos de rosas, ajo y disolvente, entre otros.
Un año después, a los pacientes se les envió un cuestionario de seguimiento y una serie de folletos para rascar y oler. Al comparar los resultados de los dos grupos de pacientes al día siguiente de la lesión y 12 meses después, los investigadores pudieron determinar que la mayoría de los que habían perdido el sentido del olfato lo recuperaron dentro de los seis meses posteriores al accidente.
Sin embargo, lo que no disminuyó significativamente fueron sus síntomas de ansiedad: pensamientos que les preocupaban, dificultades para relajarse y sentimientos repentinos de pánico. Alrededor del 65 por ciento de los pacientes con conmocionados cerebrales tuvieron esos síntomas.