Confirman que los supervivientes de cáncer tienen mayor riesgo cardiovascular

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Archivo - Human heart anatomy form lines and triangles, point connecting network on blue background. Illustration vector - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / WHO_I_AM - Archivo
Publicado: jueves, 4 mayo 2023 7:39

MADRID, 4 May. (EUROPA PRESS) -

Los supervivientes de cáncer pueden tener un mayor riesgo a largo plazo de sufrir enfermedades cardiovasculares posteriores, independientemente de los factores de riesgo subyacentes tradicionales, según sugieren los resultados de un amplio estudio del Biobanco del Reino Unido, publicado en línea en la revista 'Heart'. Los supervivientes de cáncer de mama o de sangre son los más expuestos, según los resultados.

Los factores de riesgo vascular compartidos, así como los tratamientos y procesos biológicos relacionados con el propio cáncer, se asocian a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular incidente entre los supervivientes de cáncer, señalan los investigadores.

Pero la mayoría de los datos disponibles hasta la fecha sugieren que el mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares se produce en el primer año tras el diagnóstico. Pocos estudios han analizado los riesgos potenciales a más largo plazo o han incluido imágenes cardiovasculares para detectar daños en el sistema cardiovascular que aún no hayan dado lugar a síntomas.

Para colmar estas lagunas, los investigadores evaluaron la salud cardiovascular de 18.714 participantes en el Biobanco del Reino Unido con un diagnóstico previo de un cáncer común --de pulmón (313), mama (9.531), próstata (3.291), sangre (2.230), útero (937) o intestino (2412)-- y los compararon con el mismo número de participantes en el Biobanco del Reino Unido sin antecedentes de cáncer y emparejados por edad y factores de riesgo vascular tradicionales.

La edad media de todos los participantes era de 62 años y aproximadamente dos tercios eran mujeres. Durante casi 12 años se realizó un seguimiento de su salud cardiovascular mediante registros sanitarios vinculados.

Los factores asociados a una peor salud cardiovascular, como el tabaquismo, la hipertensión arterial y el sobrepeso, eran frecuentes entre las personas con un diagnóstico previo de cáncer. Casi 1 de cada 10 pacientes con cáncer de pulmón, útero e intestino padecía diabetes. Las enfermedades cardiovasculares preexistentes también eran relativamente frecuentes (18%; 3.289 personas).

Casi un tercio de los supervivientes de cáncer desarrollaron una de las siguientes enfermedades durante el periodo de seguimiento: cardiopatía isquémica; ictus; ritmo cardiaco anormal (fibrilación auricular); insuficiencia cardiaca; alteración de la señalización eléctrica o problemas cardiacos mecánicos (miocardiopatías no isquémicas); coágulos sanguíneos en las venas, arterias o pulmones; inflamación del revestimiento que rodea el corazón (pericarditis).

Las tasas más elevadas de nuevas enfermedades cardiovasculares se dieron en las personas con cáncer de pulmón (49,5%), sangre (48,5%) y próstata (41%), siendo los nuevos casos de cardiopatía isquémica, fibrilación auricular e insuficiencia cardiaca los tipos más comunes de enfermedad cardiovascular en todos los tipos de cáncer.

Durante el periodo de seguimiento, fallecieron el 19% de los supervivientes de cáncer, frente al 8,5% de los del grupo de comparación. La enfermedad cardiovascular fue la causa principal de muerte en 1 de cada 12 supervivientes de cáncer que fallecieron.

Los resultados de la resonancia magnética de 1.354 de los participantes en el estudio también mostraron que el tamaño y la función del corazón entre los supervivientes de cáncer se habían alterado sustancialmente a peor, independientemente de los factores de riesgo vascular subyacentes.

Los supervivientes de cáncer de sangre presentaban un riesgo significativamente mayor de desarrollar todos los tipos de enfermedades cardiovasculares considerados en comparación con sus compañeros sin cáncer. Los cambios clínicamente significativos en el tamaño y la función de sus corazones también eran evidentes en las resonancias magnéticas.

Los pacientes con cáncer de sangre están expuestos a quimioterapias que se sabe que son perjudiciales para el tejido cardiaco, así como a radioterapia dirigida a la pared torácica que recubre el corazón, explican los investigadores.

Del mismo modo, las supervivientes de cáncer de mama tenían un mayor riesgo de desarrollar y morir de insuficiencia cardiaca y miocardiopatías no isquémicas, así como de ser diagnosticadas de pericarditis. También era más probable que sus escáneres mostraran alteraciones funcionales del corazón.

"Estas observaciones probablemente reflejen la cardiotoxicidad asociada a las terapias contra el cáncer de mama", señalan los investigadores, que añaden que estas personas también tenían 8 veces más probabilidades de morir por enfermedades asociadas a la hipertensión arterial.

Se trata de un estudio observacional y, como tal, no puede establecer la causa. Además, los investigadores reconocen varias limitaciones en sus hallazgos, no obstante, concluyen: "Es importante destacar que demostramos que el cáncer pasado confiere un mayor riesgo de eventos cardiovasculares, independientemente de los factores de riesgo vascular tradicionales y que este riesgo puede extenderse varios años después del diagnóstico inicial de cáncer".

Sus hallazgos muestran "una especial vulnerabilidad de los individuos con cáncer de mama y hematológico en el pasado, que parecían estar en mayor riesgo, tanto en lo que respecta al riesgo de enfermedad clínica incidente como a la remodelación cardiaca adversa", añaden.

En un editorial vinculado, el profesor José Banchs, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado (Estados Unidos), y la doctora Tara Lech, de Beth Israel Lahey Health, subrayan que "no se puede subestimar la importancia de las cardiopatías en pacientes sometidos a tratamiento oncológico, pero también lo crítico que resulta dar prioridad a una atención continuada tras la supervivencia al cáncer".

"Los fantásticos avances en el tratamiento e incluso la curación de las neoplasias malignas han puesto de relieve, sin duda, la necesidad de una atención posterior al cáncer como nunca antes", allanando el camino para una atención más personalizada, escriben.

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