MADRID, 19 Jun. (EDIZIONES) -
Los problemas de salud mental abarcan desde casos de pacientes con ansiedad o cuadros fóbicos, a patologías de más gravedad, como trastornos de personalidad, bipolaridad, cuadros psicóticos, o de depresión grave, entre otros.
Se trata de patologías que les impiden realizar su vida con autonomía y normalidad, y que en algunos casos o momentos de su vida requieren de un ingreso hospitalario. El confinamiento precisamente no ha ayudado a las personas con problemas de salud mental a nivel general y es que, tal y como afirma el vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, el doctor Manuel Martín Carrasco, esta situación ha sido "en conjunto desfavorable", aunque advierte de que siempre hay matices porque la patología psiquiátrica es "heterogénea".
El también director médico de la Clínica Psiquiátrica Padre Menni de Pamplona precisa en una entrevista con Infosalus que en el caso concreto de las personas con depresión, el confinamiento "les ha sentado mal", no sólo por el hecho de limitar sus actividades o salidas, sino también por el tono pesimista general de todo, de las muertes, del escalabro económico que está suponiendo esta situación.
En las personas con ansiedad dice que ha habido una respuesta más variable, aunque en general tampoco les ha ido bien el confinamiento, según reconoce el doctor. Cita concretamente a las personas con problemas de tipo agorafóbico, aquellas con dificultades para salir y relacionarse, que de alguna forma se han encontrado con un entorno más seguro al refugiarse en su casa. "Han estado mejor durante el confinamiento y ahora tienen un miedo aumentado frente al proceso de desescalada, donde hay que empezar a salir a la calle", puntualiza.
Luego hay otros enfermos a los que, de alguna forma, el problema les ha afectado directamente, como puede ser el caso de las personas con trastornos obsesivos, según matiza el psiquiatra. "Hay un segmento de pacientes con ideas obsesivas con la limpieza y el contagio de gérmenes, que han visto muy aumentada su patología porque la situación ha confirmado lo que temían, que los gérmenes nos podían atacar; por lo que los rituales de higiene se han desbordado entre ellos", agrega.
En el caso de las personas con enfermedad mental grave, "generalmente un colectivo sin gran deseo de socialización", como puede ser el caso de personas con esquizofrenia, el confinamiento no lo han llevado mal, según precisa el vicepresidente de la Sociedad Española de Psquiatría, si bien considera que sí se han visto afectados por los problemas en el retraso en la atención, ya que las consultas de Psiquiatría se han cerrado, por lo que se han visto penalizados en sus tratamientos, dado que su atención se ha postergado.
Otro segmento de pacientes con enfermedades de salud mental, aquellos con problemas de carácter, como los trastornos de personalidad, Martín Carrasco mantiene que han tenido una "respuesta variable" frente al confinamiento: "Las personas con estilo más paranoide se han visto de alguna forma afectadas ante el ambiente general de 'fake news', alentando teorías conspiratorias que ellos temen. Ellos piensan que hay una conspiración en marcha con todo el tema de la pandemia y los bulos sólo lo han alentado".
El especialista apunta asimismo que en el caso de las personas con Alzheimer, éstas se han visto afectadas en la medida de que muchas de ellas estaban en residencias, "muy perjudicadas en general por el COVID-19", así como los centros de día; por lo que estos pacientes han tenido problemas en la atención que recibían y ante el miedo al contagio del cuidador que viene de fuera.
SÍNTOMAS QUE PUEDEN AFLORAR EN ESTOS PACIENTES
El vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría añade a todo lo anterior que en las personas con problemas de salud mental también pueden aflorar la ansiedad, el estrés, o el insomnio, de igual forma que en la población general, al verse alterada la rutina diaria.
Igualmente, el experto cita a aquellas personas que han vivido situaciones traumáticas por esta pandemia, en las que aparecen síntomas de tipo duelo o de estrés postraumático, como personas que han perdido a seres querido, o incluso personal sanitario que ha estado al pie del cañón luchando contra la enfermedad de COVID-19.
El psiquiatra resalta que este confinamiento, y todo lo que la pandemia conlleva, han podido suponer un factor desencadenante de enfermedad mental en personas que previamente no presentaban problemas en esta línea. Con todo ello, el experto alerta de que puede ser necesario en muchos de estos pacientes el ingreso hospitalario, aunque aporta los siguientes consejos a la hora de que la vuelta a la rutina no sea tan difícil:
1.- Hay que ir retomando una estructura de vida más más fija, ya que se ha podido desajustar todo con el confinamiento. Retomar horarios de levantarse, irse a dormir, comer, etc.
2.- Salir poco a poco. Hacer salidas breves. Salir bruscamente puede desencadenar respuestas como el sentirse extraño, abrumado.
3.- Para las personas con enfermedad mental diagnosticada, y en tratamiento, retomar lo más rápido posible las pautas terapéuticas.
LA DESESCALADA HA SUPUESTO UN ALIVIO
En esta misma línea, la psicóloga y coordinadora del área de salud mental de Hermanas Hospitalarias en Valladolid Rebeca López Villa señala a Infosalus que, en muchos casos, y por su vulnerabilidad, se podrían producir recaídas, crisis o empeoramientos en su enfermedad, incluso requiriendo el ingreso hospitalario, con el aumento de los sentimientos depresivos, y de las ideas suicidas.
"Se ha producido un empeoramiento de los cuadros clínicos de las familiares, de los pacientes (los más vulnerables); así como un incremento de la ansiedad, y de los insomnios, desorganización horaria, sensación de falta de esperanza (común a toda la población y en estos públicos, el impacto es mayor)", sostiene.
Aunque dice que siempre depende de cada caso, López puntualiza que hay personas capaces de mantener rutinas, y de mantener unos mínimos contactos sociales, y precisamente son éstas a las que mejor les ha ido. "No ha sucedido así a los que viven solos, que lo han llevado peor. El aislamiento social es un factor para potenciar que los cuadros de salud mental empeoren", remarca la psicóloga.
Esta experta subraya que estas personas sí que podían salir a la calle durante el estado de alarma, dada su enfermedad, si bien dado que muchos eran conscientes del riesgo que podían conllevar las salidas, ha aumentado mucho su ansiedad y temor y han preferido no hacerlo.
El salir a la calle, eso sí, mantiene que ha supuesto para muchas personas con problemas de salud mental algo "muy satisfactorio y placentero", así como un "alivio fundamental". De hecho, destaca la importancia de poder realizar actividad física para el colectivo, así como el hecho de que les dé el Sol.