MADRID, 30 Sep. (EUROPA PRESS) -
La capacidad social de los perros se ve afectada por genes que también parecen influir en el comportamiento humano, según un nuevo estudio de la Universidad de Linköping, en Suecia. Los autores han encontrado una relación entre cinco genes diferentes y la capacidad de los perros para interactuar con los seres humanos, y cuatro de ellos están también relacionados con los trastornos sociales en los seres humanos, por ejemplo, el autismo.
"Nuestros resultados son los primeros en revelar los genes que pueden haber causado el cambio extremo en el comportamiento social, el cual ha ocurrido en los perros a medida que fueron domesticados", dice Per Jensen, profesor de Etología, que es el líder del grupo de investigación.
El perro es el animal domesticado más antiguo y durante miles de años se ha adaptado a una vida entre los humanos. Durante este periodo, los perros han desarrollado habilidades únicas para comunicarse y cooperar con los seres humanos.
En este sentido, son ampliamente superiores a sus antepasados salvajes, los lobos. Frente a una tarea difícil, la mayoría de los perros buscan el contacto con un ser humano, al parecer para solicitar ayuda y en situaciones similares, los lobos generalmente tratan de resolver el problema por sí mismos.
En el nuevo estudio, publicado en la revista científica 'Scientific Reports', los investigadores querían estudiar el comportamiento de los perros presentándoles un problema sin solución. La tarea consistía en abrir una tapa hermética para obtener un premio.
Formaron parte del estudio de comportamiento casi 500 beagles con experiencias anteriores similares de interacciones humanas. Los científicos utilizaron grabaciones de vídeo para cuantificar la disposición de los perros a buscar el contacto físico con una persona en la habitación cuando el problema resultó ser demasiado difícil.
A partir de más de 200 perros también se estudió el ADN. Mediante el uso de un método llamado GWAS (estudio de asociación del genoma completo), los investigadores examinaron un gran número de variantes genéticas en todo el genoma. Se puede utilizar GWAS para averiguar si una variante genética particular es más común entre las personas con un rasgo particular, como el comportamiento de contactos buscado en este caso. Resultó que la búsqueda de contacto fue más frecuente en perros con ciertas variantes genéticas.
"Hemos encontrado una clara asociación con regiones del ADN que contienen cinco genes de interés diferentes. Cuatro de los genes son conocidos previamente a partir de estudios de los trastornos sociales en los seres humanos, por ejemplo, el autismo y el TDAH [trastorno por déficit de atención e hiperactividad]", dice Mia Persson, estudiante de doctorado y autor principal del artículo.
El TDAH, el autismo y trastornos neuropsiquiátricos similares están asociados con dificultades con las interacciones sociales con otros seres humanos. "Si las asociaciones que hemos encontrado se pueden confirmar en otras razas de perros es posible que el comportamiento del perro también pueda ayudar a comprender mejor los trastornos sociales en los seres humanos", concluye Per Jensen.