MADRID, 3 Jun. (EUROPA PRESS) -
El 10,8 por ciento de la población reclusa en España padece VIH, y en muchos casos son pacientes que tienen otras comorbilidades asociadas como la coinfección por hepatitis (B o C) o un trastorno psiquiátrico, de ahí que la interacción con su tratamiento psiquiátrico o con la metadona sean clave a la hora de definir su terapia antirretroviral.
Así lo han reconocido los asistentes al 'I Encuentro Gilead-GEISESP SOBRE Innovación Terapeútica e Infecciones Virales' que se ha celebrado este fin de semana en Madrid.
Al respecto, el presidente de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, Antonio López Burgos, ha reconocido que "en el entorno penitenciario la pauta de tratamiento de los pacientes VIH+ está condicionada de forma significativa por la comorbilidad psiquiátrica", si bien actualmente hay pocos efectos adversos asociados con estos tratamientos.
En cambio, ha añadido el coordinador del Grupo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, Pablo Saiz de la Hoya, "la interacción de algunos medicamentos con la metadona sí ha provocado problemas de abstinencia a la misma y el abandono de la terapia antirretroviral".
Ante las características específicas de la población reclusa infectada por el VIH, la simplicidad del tratamiento es importante para asegurar un buen cumplimiento terapéutico y por ende un buen control virológico.
"Actualmente disponemos de regímenes completos en un solo comprimido al día como el régimen STR, con un buen perfil de tolerabilidad", reconoce López Burgos, quien admite que "estas terapias han mejorado las expectativas de nuestros pacientes respecto a la calidad de vida, algo básico para su reinserción social".
Además, los expertos han destacado que la prueba de detección del VIH se realiza de forma programada y sistemática a todas las personas que ingresan en prisión, aplicando una estrategia de diagnóstico expandido (opt-out).
"Existe un elevadísimo grado de aceptación para la realización de la prueba debido al interés del propio interno en conocer su estado de salud, tras haber estado alejado de la atención sanitaria en su estancia en libertad", según este experto.