MADRID 22 Abr. (EUROPA PRESS) -
La carne cocinada a altas temperaturas hasta el punto de abrasarse y churruscarse podría aumentar el riesgo de cáncer pancreático, según un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota. Los resultados de la investigación se han desvelado durante el encuentro de la Asociación Americana de Investigación del Cáncer que tiene lugar estos días en Denver (Estados Unidos).
Los investigadores, dirigidos por Kristin Anderson, señalan que el descubrimiento está vinculado al consumo de las carnes hechas y muy hechas cocinadas fritas, en parrilla o en barbacoa. Cocinar de esta manera puede producir carcinógenos que no se forman cuando la carne es horneada o estofada.
El equipo de Anderson realizó un análisis prospectivo que incluía a 62.581 participantes. "Mi investigación se ha centrado en el cáncer pancreático por algún tiempo y queremos identificar vías para evitar el cáncer ya que los tratamientos son muy limitados y el cáncer a menudo es fatal rápidamente".
Los científicos utilizaron información de estudios que formaban parte del Ensayo de Detección Multicéntrico PLCO, siglas en inglés de próstata, pulmón, colorrectal y ovario. Los participantes proporcionaron información sobre su consumo de carne, los métodos de cocina preferidos y las preferencias sobre lo hecha que tomaban la carne.
Durante un periodo de nueve años, los investigadores identificaron 208 casos de cáncer pancreático. Las preferencias de carne cocinada a altas temperaturas estaban vinculadas con los mayores riesgos. Las personas que preferían la carne bien hecha eran casi un 60 por ciento tan propensas a padecer cáncer pancreático en comparación con aquellas que comían menos carne bien hecha o no comían carne.
Cuando los científicos emplearon el consumo global y las preferencias de cocción para estimar el consumo de carcinógenos derivados de la carne, aquellas personas con el mayor consumo tenían un 70 por ciento más de riesgo que aquellos con el consumo más reducido.
"No podemos decir con absoluta certeza que el riesgo es mayor debido a los carcinógenos formados en la carne quemada. Sin embargo, aquellos que disfrutan de carne frita o a la barbacoa deberían de considerar reducir el fuego o cortar las porciones quemadas cuando terminan, cocinar la carne lo suficiente para matar las bacterias sin calcinarla", explica Anderson.
Además, el investigador añade que los precursores de los componentes que causan el cáncer pueden reducirse al pasar por el microondas la carne durante unos pocos minutos y eliminar los jugos antes de cocinarla a la parrilla