MADRID, 29 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia) han visto que es posible mejorar la eficacia de la terapia de exposición para tratar la ansiedad de quienes sufren miedo a las arañas o aracnofobia, activando la memoria e interrumpiendo la recreación de dicha fobia antes de comenzar el tratamiento.
Los autores de este trabajo, cuyos resultados publica la revista 'Current Biology', recuerdan que este abordaje de la ansiedad consiste en exponer progresivamente al afectado al objeto o contexto que le provoca ansiedad ya que, si resulta efectiva, genera una nueva memoria "segura" que eclipsa el recuerdo del miedo.
Sin embargo, esta terapia no siempre da buenos resultados, en parte debido a que el aprendizaje que tiene lugar durante el tratamiento no es permanente y la memoria puede regresar a las sensaciones negativas incluso después de una primera exposición con éxito, de ahí que los investigadores buscaran una forma de hacer que la mejoría conseguida se haga más duradera.
Cuando a una persona se le recuerda algo, la memoria se vuelve inestable y vuelve a guardarse el recuerdo. Sin embargo, si se interrumpe este proceso conocido como reconsolidación, el recuerdo guardado puede cambiar y, en el caso del miedo, puede disminuir e incluso ser borrado.
Esto supondría una esperanza para un mejor tratamiento de los trastornos de ansiedad pero, hasta ahora, había dudas de si era posible hacerlo porque los recuerdos más antiguos o más fuertes han demostrado ser más difíciles de interrumpir.
En este trabajo utilizaron este método para reducir el miedo a fobias que suelen durar toda la vida como la aracnofobia, y para ello expusieron a un grupo de personas con este trastorno a estos insectos mientras medían la actividad cerebral en la amígdala, una región que está fuertemente vinculada al miedo.
UNA EXPOSICIÓN PREVIA, MÁS BREVE
Así, vieron que una activación previa de la memoria del miedo, basada en una mini-exposición 10 minutos antes de una exposición más amplia, conseguía reducir significativamente la actividad de la amígdala cuando los sujetos miraban nuevamente las imágenes de la araña al día siguiente.
Y dado que la memoria se hace inestable antes de la exposición y se vuelve a guardar en su forma debilitada, el miedo no regresa con la misma facilidad.
De hecho, el día después de la exposición el grupo que recibió una activación inicial de su miedo a las arañas demostraron una reducción de actividad de la amígdala en comparación con un grupo control.
"Llama la atención que esta sencilla manipulación afecte de un modo tan claro a la actividad cerebral y el comportamiento. Con una simple modificación de los tratamientos existentes, posiblemente, podrían mejorar su eficacia y permitiría que más personas pudieran deshacerse de sus ansiedades y sufrir menos recaídas", ha destacado Johannes Björkstrand, estudiante de doctorado en el Departamento de Psicología de la Universidad de Uppsala.