MADRID, 9 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un trabajo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha demostrado el potencial del fármaco experimental nintedanib para el tratamiento del cáncer de mama temprano tipo HER-2-negativo, el tipo más frecuente de estos tumores, tras haber observado que en combinación con quimioterapia puede lograr la curación completa en la mitad de los pacientes.
En el trabajo ha participado una decena de pacientes y los resultados que publica la revista 'British Journal of Cancer' han mostrado que añadir este fármaco, desarrollado por Boehringer Ingelheim, logró la remisión total de los tumores en un 50 por ciento de las pacientes.
"Ha demostrado ser totalmente seguro y ha arrojado unas tasas de respuesta patológica completa del 50 por ciento, el doble de la obtenida solo con la terapia estándar con paclitaxel", ha defendido Miguel Ángel Quintela, jefe de la Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Mama del CNIO.
De hecho, a la vista de los resultados, su unidad ya ha puesto en marcha un estudio clínico a gran escala en fase II para validar el estudio en un mayor número de pacientes. Los resultados, incluidos el estudio de biomarcadores que posibilitarán la personalización terapéutica, se esperan para principios del 2015.
Asimismo, la Unidad acaba de completar un segundo ensayo clínico en fase I con un fármaco de la misma familia, el dovitinib, desarrollado por Novartis, en pacientes metastásicos de distinto origen como mama, colon o pulmón.
El estudio, todavía preliminar, indica que los pacientes con una variante específica en el gen RET --un proto-oncogén o gen impulsor de tumores; variante G2071A-- podrían ser más sensibles al fármaco, según los datos publicados en la revista 'Molecular Oncology'.
Para Quintela, si se confirman estos datos la variante genética, presente en un 15 por ciento de la población caucásica, se podría utilizar como biomarcador dirigido para seleccionar de forma robusta y a bajo coste --tan solo 6 euros-- aquellos pacientes candidatos a recibir el fármaco.
'ASFIXIAR' EL TUMOR PARA DERRIBARLO
Una de las balas más estudiadas para combatir el cáncer consiste en conseguir que los tumores mueran de inanición mediante el bloqueo de la formación de los nuevos vasos sanguíneos que los rodean.
El mecanismo de acción de ambos fármacos consiste precisamente en bloquear el proceso de formación de nuevos vasos sanguíneos que rodean sal tumor, denominado angiogénesis, lo que puede llegar a comprometer su crecimiento y viabilidad y favorecer que mueran "asfixiados".
"El nintedanib es un antiangiogénico mejorado respecto a antiangiogénicos previos, ya que bloquean la angiogénesis de manera más eficiente y con menos toxicidad que sus predecesores", explica Quintela.
Además de bloquear los receptores del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGFR) y el factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGFR), actúa también a diferencia de los antiangiogénicos clásicos, sobre los receptores del factor de crecimiento fibroblástico (FGFR).
Estos últimos funcionan de forma aberrante en un 10-15 por ciento de los cánceres de mama HER-2 negativos, lo que podría explicar la mayor actividad antitumoral del compuesto en comparación con sus análogos. El compuesto ya ha mostrado excelentes resultados en estudios clínicos en fase III en cáncer de pulmón y ovario.