MADRID, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han descubierto un nuevo mecanismo de activación de la primera tirosina-quinasa conocida, que es también el primer oncogén, lo que podría llevar al desarrollo de nuevos tratamientos.
"Hemos descubierto un nuevo paradigma en el mecanismo de acción del primer oncogén identificado, c-Src, con importantes implicaciones en el descubrimiento de fármacos de nueva generación", explica el jefe del Grupo de Quinasas, Fosforilación de Proteínas y Cáncer del CNIO, Iván Plaza-Menacho. El estudio se publica en 'Nature Communications'.
En las últimas décadas, se ha llevado a cabo la terapia dirigida con el uso de los primeros fármacos que actúan específicamente contra dianas moleculares del cáncer, lo que aumenta su eficacia y reduce los efectos secundarios. Muchos de ellos son fármacos que inhiben la acción de enzimas llamadas tirosina-quinasas, y han supuesto un avance significativo en el tratamiento dirigido contra varios tipos de cáncer.
UN ONCOGÉN SOBREACTIVADO EN LOS TUMORES MÁS PREVALENTES
Las quinasas modifican químicamente otras proteínas agregándoles el grupo químico fosfato, y esa modificación (la fosforilación) actúa como señal química que activa la proliferación celular. Cuando las quinasas funcionan mal, las células reciben constantemente la orden de proliferar, dando lugar a la formación de un tumor.
Esta relación entre el cáncer y c-Src se descubrió molecularmente a finales de los años setenta, pero pese al tiempo transcurrido aún no se entiende del todo, y se sigue investigando.
El oncogén c-Src aparece sobreactivado en aproximadamente el 50 por ciento de tumores de colon, hígado, pulmón, mama, próstata y páncreas. Lo que desvela el nuevo trabajo es un nuevo mecanismo, inesperado, por el que c-Src puede activarse a sí mismo de forma autónoma mediante la autofosforilación (el proceso por el cual una proteína se fosforila a sí misma) y provocar cáncer.
UNA ONCOPROTEÍNA QUE SE AUTOFOSFORILA
Hasta la fecha, se sabía que la función y actividad del oncogén c-Src están controlados por otra proteína quinasa, CSK, que fosforila una tirosina clave en c-Src para inhibir su actividad.
Pero los investigadores del CNIO muestran ahora que c-Src, además, "tiene la capacidad de regular de forma autónoma la fosforilación de dicha tirosina clave fosforilándose así misma", señala Plaza.
Los autores han logrado diseccionar a alta resolución la secuencia de autofosforilación, y también cómo se produce el ensamblaje de la molécula activa que actúa como quinasa, con la molécula que es fosforilada que actúa como substrato.
DIANA TERAPÉUTICA EN DISTINTOS TIPOS DE CÁNCER
Existen inhibidores dirigidos contra la actividad de c-Src con aplicaciones terapéuticas. Por ejemplo, dasatinib ha sido aprobado para el tratamiento de pacientes con leucemia mieloide múltiple y leucemia linfocítica aguda. Actualmente, hay en curso ensayos clínicos con pacientes de cáncer de mama metastático, cáncer de colon y próstata con inhibidores que actúan sobre la actividad de c-Src con otras quinasas, por ejemplo, bosutinib, bafetinib o saracatinib.
Los nuevos resultados obtenidos por el grupo del CNIO "tienen implicaciones importantes en el diseño y búsqueda de fármacos de nueva generación que bloqueen de una manera más específica la función alostérica y no catalítica como substrato de c-Src", señala Iván Plaza-Menacho.
"En el futuro queremos determinar la estructura tridimensional de c-Src en su formato completo, y saber cómo se ensambla y con qué moléculas es capaz de interaccionar y regular a nivel celular cuando está hiperfosforilada en cáncer", ha finalizado el investigador.