MADRID, 3 May. (EUROPA PRESS) -
Son numerosos los compuestos y las iniciativas saludables que han demostrado ejercer actividades biológicas relacionadas con el antienvejecimiento, tales como la anti-oxidación, anti-inflamación, detoxificación. Pero ¿cómo se consiguen? y ¿hasta qué punto pueden retrasar el paso de los años?
Por primera vez, investigadores estadounidenses han sido capaces de decir exactamente las cinco actividades que mejor pueden ayudarte a reducir el impacto del tiempo y, además, a cuantificar la esperanza de vida.
Mantener cinco hábitos saludables --llevar una dieta saludable, hacer ejercicio con regularidad, mantener un peso corporal saludable, no beber demasiado alcohol y no fumar-- durante la edad adulta puede añadir más de una década a la esperanza de vida, según un nuevo estudio dirigido por la Escuela de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.
Los investigadores también descubrieron que las mujeres y los hombres de Estados Unidos que mantuvieron el estilo de vida más saludable registraban un 82 por ciento menos probabilidades de morir de enfermedades cardiovasculares y un 65 por ciento menos de probabilidades de morir de cáncer en comparación con aquellos con estilos de vida menos saludables en el transcurso de los aproximadamente 30 años del periodo de estudio.
Esta investigación es el primer análisis integral del impacto de la adopción de factores de estilo de vida de bajo riesgo en la esperanza de vida en Estados Unidos, según sus autores, que detallan los resultados del trabajo en un artículo que se publica en la edición digital de 'Circulation'.
Los estadounidenses tienen una expectativa de vida promedio más corta (79,3 años) que casi todos los demás países de altos ingresos. Estados Unidos ocupó el lugar 31 en el mundo por esperanza de vida en 2015. El nuevo estudio tuvo como objetivo cuantificar cuántos factores de estilo de vida saludable podrían ser capaces de impulsar la longevidad en Estados Unidos.
Los investigadores y colegas de la Escuela Chan analizaron 34 años de datos de 78.865 mujeres y 27 años de datos de 44.354 hombres que participaron, respectivamente, en el Estudio de Salud de Enfermeras y en el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud. Los autores observaron cómo cinco factores de estilo de vida de bajo riesgo: no fumar, bajo índice de masa corporal (entre 18,5 y 24,9 kilogramos/m2), al menos 30 minutos o más al día de actividad física moderada a vigorosa, ingesta moderada de alcohol (por ejemplo, hasta aproximadamente un vaso de vino de 5 onzas por día para las mujeres, o hasta dos vasos para los hombres), y una dieta saludable puede tener un impacto en la mortalidad.
HASTA 14 AÑOS MÁS DE VIDA EN LAS MUJERES Y 12 EN LOS HOMBRES
Para los participantes del estudio que no adoptaron ninguno de los factores de estilo de vida de bajo riesgo, los investigadores estimaron que la esperanza de vida a los 50 años era de 29 años para las mujeres y de 25,5 años para los hombres. Pero para aquellos que adoptaron los cinco factores de bajo riesgo, la esperanza de vida a los 50 años se proyectaba en 43,1 años para las mujeres y 37,6 años para los hombres.
En otras palabras, las mujeres que mantuvieron los cinco hábitos saludables ganaron, en promedio, 14 años de vida, y los hombres que lo hicieron ganaron 12 años, en comparación con aquellos que no siguieron esos hábitos saludables. En comparación con quienes no siguieron ninguno de los hábitos de vida saludables, los que adoptaron los cinco presentaron un 74 por ciento menos de probabilidad de morir durante el periodo de estudio.
Los investigadores también encontraron que había una relación dosis-respuesta entre cada comportamiento de estilo de vida saludable individual y un menor riesgo de muerte prematura, y que la combinación de los cinco comportamientos saludables estaba relacionada con la mayoría de los años adicionales de vida. "Este estudio subraya la importancia de seguir hábitos de vida saludables para mejorar la longevidad en la población de Estados Unidos", dice Frank Hu, presidente del Departamento de Nutrición de la Escuela Chan de Harvard.
"Sin embargo, la adherencia a los hábitos de vida saludables es muy baja. Por lo tanto, las políticas públicas deberían poner más énfasis en la creación de alimentos sanos y construir entornos sociales para apoyar y promover una dieta y estilos de vida saludables", concluye el autor principal del estudio.