MADRID, 18 Ene. (EUROPA PRESS) -
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha actualizado los datos sobre la malaria, mostrando un descenso entre los años 2010 y 2015 de la incidencia de la enfermedad a nivel mundial de un 21 por ciento y de la mortalidad un 29 por ciento.
Además, la tasa de muerte por malaria entre los niños menores de 5 años, uno de los principales grupos de riesgo de contraer esta enfermedad provocada por la picadura de mosquitos hembra del género 'Anopheles', se ha reducido también un 29 por ciento en todo el mundo.
Unas cifras esperanzadoras que, no obstante, no son suficientes para conseguir la erradicación de la enfermedad. Y es que, en 2015 se registraron 212 millones de casos, 429.000 personas murieron y cada dos minutos provocó la muerte de un niño menor de cinco años en todo el mundo.
África subsahariana sigue siendo la zona con mayor carga mundial de la malaria. En concreto, en 2015, el 90 por ciento de los casos y el 92 por ciento de los fallecimientos se registraron en esta región y, de ellos, el 70 por ciento eran niños de hasta cinco años de edad.
Uno de los mayores problemas que presenta el abordaje de la malaria, que actualmente no cuenta con una vacuna autorizada para su prevención, es la dificultad por reconocer los primeros síntomas, los cuales se caracterizan por dolor de cabeza, escalofríos, vómitos y fiebre. Sin embargo, si no se tratan en las primeras 24 horas se pueden agravar y provocar la muerte.
En concreto, cuando la enfermedad se agrava en los niños provoca anemia grave y sufrimiento respiratorio relacionado con la acidosis metabólico o paludismo cerebral, mientras que en los adultos suele ser frecuente que origine una afectación multiorgánica.
RESISTENCIAS A LOS ANTIPALÚDICOS
En este sentido, la OMS ha destacado la importancia de que, antes de administrar el tratamiento, se confirme el diagnóstico con métodos parasitológicos que permiten obtener los resultados en menos de 30 minutos. "La prescripción de un tratamiento basada únicamente en la sintomatología debe reservarse para aquellos casos en los que no sea posible hacer un diagnóstico parasitológico", ha apostillado el organismo.
Y es que, se están produciendo muchos casos de resistencias a los antipalúdicos, especialmente en las regiones de Camboya, Myanmar, República Democrática Popular Lao, Tailandia y Vietnam. No obstante, estos países, gracias a una orientación técnica realizada en 2014 por el Comité Asesor de la OMS en Políticas sobre la Malaria, han elaborado planes nacionales de eliminación de la enfermedad.
Algunas de las medidas más eficaces para erradicar la malaria son la distribución gratuita de mosquiteros impregnados con insecticidas de acción prolongada; fumigar los interiores de las casas con insecticidas de acción residual entre 3 y 6 meses; y tomar medicamentos profilácticos que detienen la infección en su fase hemática y previenen la enfermedad.
Otras medidas pasan por dar a las embarazadas terapia profiláctico intermitente con sulfadoxina-pirimetamina en cada consulta; administrar tres dosis de tratamiento profiláctico intermitente con sulfadoxina-pirimetamina, junto con las vacunaciones sistemáticas, a los lactantes de las zonas de África; y dar tandas mensuales de amodiaquina y sulfadoxina-pirimetamina a los menores de cinco años durante la estación de máxima transmisión.
La OMS se ha marcado como objetivo para 2020 reducir la incidencia de la malaria en, al menos, un 40 por ciento; la mortalidad en un 40 por ciento; eliminar la enfermedad en unos 10 países; e impedir su reaparición en los países en los que se ha certificado su ausencia. En los últimos años se ha confirmado la erradicación en los Emiratos Árabes Unidos (2007), Marruecos (2010), Turkmenistán (2010), Armenia (2011), Maldivas (2015), Sri Lanka (2016) y Kirguistán (2016).
Para alcanzar estas metas es necesario que se asegure el acceso universal a los servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento del paludismo; agilizar las actividades destinadas a la eliminación y lograr la certificación de ausencia de enfermedad; y conseguir que la vigilancia de la malaria se considere como una "intervención básica".