MADRID, 28 Sep. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Investigación de Enfermedades Raras del Instituto de Salud Carlos III (IIER-ISCIII) han utilizado técnicas de modificación genética para 'pintar' las células tumorales, una a una, y poder conocer así su comportamiento individual durante el desarrollo del tumor.
Según explican los científicos en su artículo en la revista científica 'Nature Communications', esta tecnología multicolor se basa en el mismo principio que los pixeles de las pantallas RGB, donde la combinación de 3 colores básicos como el rojo, verde y azul resulta en toda la gama de colores del espectro visible.
El estudio, liderado por el jefe de la Unidad de Biotecnología Celular, Javier García-Castro, se ha centrado en los osteosarcomas, un tipo de cáncer de hueso maligno que se origina a partir del tejido osteoide en el hueso, y que ocurre más frecuentemente en la rodilla y en el húmero. Se origina en las células óseas más inmaduras, las responsables de generar hueso nuevo, debilitando y destruyendo el tejido óseo normal restante.
En el estudio, por otra parte, se presentan evidencias de que la metástasis no representa el estadio terminal de un único proceso evolutivo, si no que diferentes 'especies tumorales' (clones) son capaces de lograr este objetivo y, por lo tanto, están evolucionando paralelamente.
"Hoy en día hay que entender el cáncer como una enfermedad dinámica, capaz de adaptarse y en constante evolución", explica el primer firmante del artículo, Stefano Gambera, cuyo estudio ha sido financiado por el ISCIII y asociaciones sin ánimo de lucro en favor de la investigación del cáncer infantil, como la Asociación Pablo Ugarte y la Asociación de Familias de Niños con Cáncer de Castilla-La Mancha (AFANION).
OSTEOSARCOMAS Y LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN
Además del marcaje cromático de las células, Gambera ha utilizado las bases de la teoría de la evolución propuestas por Charles Darwin para tratar de desentrañar por qué los osteosarcomas son tan impredecibles, y también averiguar por qué "tan frecuentemente pueden desarrollar resistencia a los fármacos antitumorales".
Gambera explica que, en la actualidad, el desarrollo de un cáncer se ha conceptualizado mediante un modelo parecido a la evolución de las especies en la tierra. "El proceso evolutivo suele ser dibujado como un gran árbol donde las especies actuales son representadas por las cimas más altas y las especies extintas las más bajas. De manera similar, se ha pensado que el cáncer puede ser representado como un árbol en su desarrollo, con la preeminencia final de las células más agresivas", relata el investigador vinculando el cáncer con este concepto de Darwin.
Sin embargo, el investigador puntualiza que el estudio muestra cómo la evolución de los osteosarcomas puede seguir un patrón de desarrollo "neutral", donde distintas 'especies tumorales' pueden coexistir y evolucionar paralelamente.
Para Gambera, este hallazgo podría representar un "cambio" en la búsqueda de dianas terapéuticas en oncología, debido a las implicaciones que los resultados tienen en la selección de dicha diana. "Siguiendo con la similitud con el árbol evolutivo, sería necesario centrarse en el tronco, como diana terapéutica, más que en la cima del árbol evolutivo del cáncer", ha añadido.