MADRID 10 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un grupo de científicos españoles ha logrado utilizar una herramienta genética para reclasificar el riesgo cardiovascular, y así poder prevenir las enfermedades cardiovasculares con una mayor precisión ya que, actualmente, de el 85 por ciento de los eventos cardiovasculares ocurren en individuos clasificados de riesgo bajo e intermedio.
Concretamente, el desarrollo de esta herramienta es fruto del esfuerzo conjunto de los doctores Roberto Elosua y Jaume Marrugat, del Institut Municipal d'Investigació Mèdica (IMIM) de Barcelona, del doctor José María Ordovás, de la Universidad de Tufts (EE.UU), del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en Madrid y de las compañías biotecnológicas Gendiag y Ferrer inCode.
El conocimiento anticipado de dicha información puede ayudar a la adopción de medidas higiénico-dietéticas y terapéuticas en aquellos casos con un perfil genético más desfavorable, con el fin de minimizar el riesgo de eventos cardiovasculares futuros.
Los investigadores han logrado, según explicaron hoy durante la celebración de la 15ª reunión Nacional de la Sociedad Española de Hipertensión - Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), "por primera vez, incorporar la genética al estudio, más preciso y específico, del riesgo cardiovascular, integrándola con la clínica y los hábitos de vida del paciente".
Los doctores Marrugat y Elosua han aprovechado la reunión científica para mostrar los resultados del estudio de casos y controles llevados a cabo con más de 7.000 muestras provenientes del Wellcome Trust Case Control Consortium (WTCCC).
El doctor Elosua destacó que los resultados expuestos en la sesión muestran una gran utilidad de la herramienta para reclasificar los pacientes de riesgo intermedio. "De esta manera podremos identificar en dicho grupo a aquellos que presentan un riesgo cardiovascular mayor, por tener una predisposición genética", subrayó.
Los avances tecnológicos, así como el Proyecto Genoma Humano y el proyecto Hap Map, han sido claves para la realización de los estudios globales de asociación del genoma, que permiten identificar polimorfismos de un solo nucleótido asociados con mayor riesgo de presentar enfermedades complejas como la cardiovascular.