MURCIA 14 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un total de 62 científicos de diez países estudiarán en el mar Menor, del martes al jueves próximo, el impacto del cambio climático en la seguridad alimentaria, según informaron fuentes del CEBAS en un comunicado.
Así, la iniciativa forma parte del proyecto europeo denominando 'VEG-i-TRADE', que comprende once líneas de investigación, se desarrollará en el plazo de cuatro años y cuenta con un presupuesto de seis millones de euros. Entre los participantes figuran equipos de investigación de Bélgica, España, Noruega, Holanda, Suiza, Sudáfrica, Brasil, India, República de Serbia y Egipto.
De España, participarán las doctoras María Isabel Gil Muñoz y Ana Allende Prieto, del grupo de Calidad, Seguridad y Bioactividad de Alimentos Vegetales del Departamento de Tecnología de Alimentos del Centro Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC).
En las reuniones, que se celebrarán en un hotel de San Pedro del Pinatar, se abordarán asuntos tales como el intercambio global de mercados y la evaluación de prácticas agrícolas que puedan influir en la seguridad alimentaría. El grupo del CEBAS-CSIC, que obtuvo una aportación económica de 700.000 euros, se centrará en el estudio de técnicas de intervención pre y post-cosecha para reducir los riesgos microbiológicos asociados a la globalización y el cambio climático.
Asimismo, en el marco de esta propuesta se desarrollarán también medidas de control de naturaleza científico-tecnológica en torno a la cadena de abastecimiento, manipulación postcosecha y logística de la producción agrícola, con el fin de minimizar los riesgos alimentarios.
La información recopilada servirá para evaluar el desarrollo de sistemas que garanticen la seguridad de los productos hortofrutícolas y se elaborarán recomendaciones a nivel europeo y global sobre el control de la calidad mediante el uso de instrumentos de diagnóstico a nivel de la Unión Europea
Finalmente, los resultados del proyecto proporcionarán información valiosa para todos los involucrados en la cadena alimentaria sobre el nivel de riesgo aceptable, la sostenibilidad de la producción hortofrutícola y las estrategias sobre el mercado alimentario global, garantizando en todo momento la seguridad para los consumidores europeos.