Científicos descubren cómo las células T se transforman para defender nuestros órganos

Archivo - Laboratorio químico
Archivo - Laboratorio químico - HRAUN/ ISTOCK - Archivo
Infosalus
Publicado: lunes, 24 noviembre 2025 7:49

   MADRID, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -

   Una nueva molécula podría desempeñar un papel importante en el desarrollo y la función de las células T RM, según el Instituto de Inmunología de La Jolla (LJI) de Estados Unidos.

   Pandurangan Vijayanand, profesor en el Instituto de Inmunología de La Jolla y sus colaboradores han descubierto el factor celular que impulsa el desarrollo de las células T RM. Sus hallazgos, publicados recientemente en 'Science Immunology', ofrecen una posible vía para aumentar el número de células T RM y así combatir mejor las enfermedades.

   En realidad, les debemos mucho a las células T de memoria residentes en los tejidos (T RM ) . Estas células inmunitarias especializadas se encuentran entre las primeras en responder al cuerpo ante una enfermedad. En concreto, en lugar de circular por el torrente sanguíneo -como hacen muchas células T-, nuestras células T RM se especializan en la defensa de órganos específicos. Combaten virus, cáncer de mama, cáncer de hígado, melanomas y muchas otras amenazas para la salud. Incluso, en trabajos anteriores, Vijayanand, había demostrado que una mayor densidad de células T RM está relacionada con mejores resultados de supervivencia en pacientes con cáncer de pulmón.

   Como apunta este nuevo trabajo, existen muchos tipos de linfocitos T, y cada uno desempeña una función distinta en la defensa del organismo. Algunos linfocitos T destruyen las células infectadas, mientras que otros alertan a las células vecinas del peligro. Los linfocitos T de memoria, como los linfocitos T RM, aprenden a reconocer a los invasores y patrullan el cuerpo para asegurar que las amenazas pasadas no se repitan.

   Las células T RM son especiales porque residen exclusivamente en un único órgano. Durante mucho tiempo, estas células especiales pasaron desapercibidas. Las células T RM no se describieron formalmente como una población distinta de células T de memoria hasta 2009.

   Gracias a los avances en el análisis de células inmunitarias, los investigadores del LJI están descubriendo cómo funcionan estas células y cómo podríamos aprovecharlas para mejorar la salud humana. Todo se reduce a la señalización celular. Al igual que todas las células inmunitarias, las células T RM poseen una membrana celular cubierta con moléculas receptoras específicas. Estas células necesitan los receptores para recibir señales de su entorno. Algunas señales moleculares indican a las células inmunitarias cuándo deben transformarse y especializarse para desempeñar una función determinada en el organismo. Este proceso de transformación se denomina diferenciación celular.

   En un estudio anterior, Vijayanand y sus colaboradores descubrieron que las células T RM están cubiertas de una molécula receptora de membrana llamada receptor acoplado a proteína G 25 (GPR25). Este alto nivel de expresión de GPR25 es inusual.

    En este nuevo estudio, los científicos del LJI son los primeros en demostrar que GPR25 es inducido por una molécula de señalización llamada TGF-*. GPR25 mantiene la señalización descendente de TGF-*, lo que promueve un proceso llamado diferenciación, durante el cual una célula T de memoria regular se transforma en una célula T RM .

   Para comprender mejor este proceso, los investigadores crearon experimentos para estudiar las células T RM en un modelo de ratón modificado genéticamente. Se centró en el tejido pulmonar y hepático del ratón, donde las células T RM son cruciales para combatir infecciones y tumores. Su trabajo confirmó la importancia de GPR25. Se descubrió que los ratones con deficiencia de GPR25 no mantienen la señalización de TGF-* correctamente y no pueden mantener una población funcional de células T RM. Experimentos posteriores sugirieron que modular la actividad de GPR25 podría servir para potenciar o suprimir la actividad de las células T RM.

   Las futuras terapias podrían tener como objetivo el GPR25 para ayudar al cuerpo a combatir enfermedades. De hecho, ese proceso de desarrollo de fármacos podría ser relativamente sencillo.

   Las moléculas de receptores acoplados a proteínas G (GPCR), como el GPR25, son excepcionalmente susceptibles a ser atacadas por fármacos. La estructura de estas moléculas receptoras facilita su identificación como dianas terapéuticas, en comparación con otras dianas farmacológicas. Además, los receptores se encuentran expuestos en la superficie celular. Estas moléculas se expresan en la membrana celular, por lo que un fármaco puede acceder a ellas fácilmente.

    Muchos medicamentos, desde fármacos para enfermedades cardíacas hasta tratamientos para la diabetes, ya utilizan moléculas GPCR. Alrededor del 30 por ciento de los fármacos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) actúan sobre esta "superfamilia" de receptores acoplados a proteínas G.

   Los investigadores concluyen que las futuras terapias podrían dirigirse a GPR25 para potenciar las poblaciones de células T RM en enfermedades infecciosas y cánceres. También podría ser posible modular la actividad de GPR25 para suprimir las funciones de las células T RM y tratar enfermedades autoinmunes en las que estas células contribuyen a la inflamación dañina.

Contador

Contenido patrocinado