MADRID, 12 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional dirigido por científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong (HKUST) ha desarrollado el primer ojo artificial tridimensional del mundo con capacidades mejores que las de los ojos biónicos existentes y, en algunos casos, incluso superiores a las de los ojos humanos, aportando visión a los robots humanoides y una nueva esperanza a los pacientes con deficiencias visuales.
Muchos científicos han pasado décadas tratando de replicar la estructura y la claridad de un ojo biológico, pero la visión proporcionada por los ojos protésicos existentes. en gran parte en forma de gafas unidas con cables externos, todavía están en baja resolución con los sensores de imagen plana 2D. El nuevo ojo electroquímico (EC-Eye) desarrollado por estos investigadores, sin embargo, no solo replica la estructura de un ojo natural por primera vez, sino que en realidad puede ofrecer una visión más nítida que la de un ojo humano en el futuro, con funciones adicionales como la capacidad de detectar la radiación infrarroja en la oscuridad.
La característica clave que permite tales avances es una retina artificial en 3D hecha de un conjunto de sensores de luz de nanocables que imitan los fotorreceptores de las retinas humanas. El equipo conectó los sensores de luz de nanocables a un haz de alambres de metal líquido que sirven como nervios detrás de la retina hemisférica durante el experimento, y replicó con éxito la transmisión de la señal visual para reflejar lo que el ojo ve en la pantalla de la computadora.
En el futuro, esos sensores de luz de nanocables podrían conectarse directamente a los nervios de los pacientes con problemas de visión. A diferencia de lo que ocurre en el ojo humano, donde los haces de fibras del nervio óptico (para la transmisión de la señal) tienen que atravesar la retina a través de un poro, desde la parte delantera de la retina a la trasera (creando así un punto ciego en la visión humana) antes de llegar al cerebro; los sensores de luz que ahora se dispersan por toda la retina artificial podrían alimentar cada uno de ellos señales a través de su propio cable de metal líquido en la parte trasera, eliminando así el problema del punto ciego, ya que no tienen que pasar por un solo punto.
Aparte de eso, como los nanocables tienen una densidad aún mayor que los fotorreceptores de la retina humana, la retina artificial puede, por tanto, recibir más señales de luz y alcanzar potencialmente una mayor resolución de imagen que la retina humana, si los contactos posteriores con los nanocables individuales se realizan en el futuro. Con los diferentes materiales utilizados para aumentar la sensibilidad y el alcance espectral de los sensores, el ojo artificial también puede lograr otras funciones como la visión nocturna.
"Siempre he sido un gran fan de la ciencia ficción, y creo que muchas tecnologías que aparecen en historias como las de los viajes intergalácticos, algún día se harán realidad. Sin embargo, independientemente de la resolución de la imagen, el ángulo de visión o la facilidad de uso, los actuales ojos biónicos no son todavía compatibles con su homólogo humano natural. Se necesita urgentemente una nueva tecnología para abordar estos problemas, y me da una fuerte motivación para iniciar este proyecto poco convencional", explican los investigadores en un trabajo publicado en la revista 'Nature'.